Acciones cotidianas, sencillas, mundanales. Cada día la tentación desprende su encanto como flor en primavera y, atrapadas por fragancias, sabores o imágenes, las personas no resisten y sucumben: un chocolate, alimentos, perfumes o un café.
Nada extraordinario, todo el mundo disfruta de esos pequeños placeres culposos que convierten un momento anodino en un espacio para el disfrute cotidiano. Pero, ¿hay libertad de elección?, ¿o la genética ya predispone la selección?
Jorge Dotto, médico especialista en genética, explicó a Infobae que la estructura del cerebro ya determina a las personas para que busquen el disfrute: «Tenemos un centro del placer, en el cual participa el neutrotransmisor dopamina y un gen que es el DRD2.
Además, tenemos muchos otros mecanismos que hacen que se produzca un equilibrio entre la elección y el deseo».
En su libro El ADN del placer (Paidós), Dotto detalla cómo algunos de los productos más consumidos como el chocolate, la cerveza, la pizza y el café pueden causar adicción en algunos casos.
Pero no todo genera la misma predisposición, ya que existen algunos placeres que están relacionados con la evolución, con la expansión de la especie y que, por ende, tienen un mayor peso que otros: «Los placeres que más se disfrutan son comer, beber y el sexo, que son los más primitivos».
El especialista explicó que la faceta cultural también ejerce un determinismo sobre las conductas humanas y, a su vez, retroalimenta y condiciona la conformación genética de las próximas generaciones.
«Tenemos toda esta información que se procesa en el centro del placer del cerebro, pero también tenemos la parte cultural, educativa, que producen que durante toda la vida tomemos elecciones de acuerdo a lo que heredamos de nuestros antepasados.
Por lo tanto, hay una memoria genética que hacen que tengamos tendencias, nos guste más alguna que otra cosa, pero también tiene que ver con la crianza, en la cual tuviste exposición a ciertas experiencias, emociones y pasiones».
Chocolate, el paradigma adictivo
Numerosos estudios ya demostraron que el chocolate es uno de los alimentos más adictivos. La razón es sencilla, aseguró Dotto, ya que «cuando un alimento tiene un 50% de grasa y otro 50% de azúcar, está comprobado que activa de una manera extraordinaria la dopamina del cerebro en este mecanismo DRD2, en el cual hace que uno disfrute más esta composición química».
«Hoy entendemos perfectamente que el chocolate es uno de los productos más adictivos. Y algo que es muy interesante, los productos naturales no generan adicción. Y esto tiene que ver con la composición química.
Entonces cuando alguien dice ‘yo tengo cierta adicción’ o ‘como demasiado de algo’, generalmente son los alimentos procesados».