La oposición en Venezuela recibió el domingo electoral dos noticias buenas y una mala.
Las buenas: hubo una amplia abstención, como pedía la mayoría. Y Henri Falcón, el candidato que había ido por libre, terminó coincidiendo con los otros en que el proceso era fraudulento.
La mala: Nicolás Maduro sigue siendo presidente.
Maduro afronta un segundo mandato de seis años en medio de la peor crisis económica de la historia reciente de su país y con el desconocimiento de Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y 14 países de América Latina, que le reclaman medidas democráticas y elecciones libres.
Uno de los líderes opositores, Julio Borges, aseguró el domingo que Maduro está más debilitado tras la elección, pese al triunfo.