La luna, al igual que nuestro planeta, experimenta sismos conocidos como lunamotos. Estos eventos, aunque menos frecuentes e intensos que los terremotos terrestres, son producto de diferentes fenómenos, tales como su constante enfriamiento y contracción, los impactos de meteoritos y mareas solidificadas en el subsuelo lunar.
En ese sentido, la NASA ha anunciado el envío de dos sismómetros a la Luna con el objetivo de estudiar los temblores lunares. Estos instrumentos, adaptados a partir de tecnología diseñada para investigaciones en Marte, permitirán a los científicos obtener información valiosa sobre la estructura interna de la Luna, su historia geológica y su evolución.
Los dos sismómetros que serán enviados a la Luna forman parte del Farside Seismic Suite, una tecnología que ya ha demostrado su eficacia al detectar más de 1.000 sismos en el planeta rojo. Para su uso en la Luna, los sismómetros han sido adaptados para soportar las condiciones extremas del entorno lunar, como las grandes variaciones de temperatura y la ausencia de atmósfera.
La detección y el estudio de los temblores lunares son de gran importancia para la comunidad científica. Estos eventos proporcionan información crucial sobre la estructura interna de la Luna, su historia geológica y su evolución a lo largo del tiempo. Además, comprender mejor los temblores lunares puede ayudar a los científicos a mejorar su comprensión de la actividad sísmica en general.
¿Tienen consecuencias para la tierra?
Si bien, la Luna sí experimenta este tipo de movimientos sísmicos, lo cierto es que no tienen un impacto directo y significativo en la Tierra. A pesar de estar relativamente cerca, la fuerza de estos eventos sísmicos lunares es considerablemente menor a la de los terremotos terrestres y su distancia atenúa aún más su efecto sobre nuestro planeta.
Primero que todo, la Luna tiene una masa considerablemente menor que la Tierra, lo que limita la cantidad de energía que se puede liberar en un terremoto. Además, a diferencia de la Tierra, nuestro satélite natural no tiene placas tectónicas en movimiento. Las placas tectónicas terrestres son responsables de la mayoría de los terremotos grandes, ya que su fricción y movimiento generan tensión y liberan energía en forma de sismos.
En última instancia, la Luna tiene una actividad geológica mucho menos intensa que la Tierra. Esto significa que hay menos procesos que puedan generar terremotos.