Hay personas que no pueden estar ni cinco segundos alejados de él, bien sea por una necesidad, trabajo, o simple adicción. De hecho, la Nomofobia» es el miedo de no tener a la mano el teléfono. Sin embargo, si tu teléfono está a tu alcance te está haciendo más tonto.
Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Escuela de Negocios McCombs de la Universidad de Texas en Austin, sugiere que si tu teléfono está a tu alcance, incluso si está apagado, te está drenando el cerebro, según el sitio vice.
La investigación involucró a cerca de 800 personas para evaluar cómo podría afectar a los participantes la simple presencia de nuestros teléfonos, se les pidió que completaran una serie de tareas informáticas que requerían su plena concentración.
A éstas personas les ordenó al azar que pusieran sus teléfonos boca abajo en el escritorio, en el bolsillo o en la bolsa, o en una habitación diferente. Todos pusieron en silencio sus celulares.
Aquellos que tuvieron la suerte de poner temporalmente sus teléfonos en otra habitación obtuvieron una puntuación significativamente mejor que aquellos con sus teléfonos en el escritorio.
Hubo una diferencia menor entre los que tenían los teléfonos en los bolsillos y los que los tenían en el escritorio, pero incluso dejar sus celulares fuera de la vista se asoció con mejores resultados.
Adrian Ward, autor principal del estudio dijo en un comunicado que «tu mente consciente no piensa en tu celular, pero ese proceso, el proceso de exigirle que no piense en algo, utiliza algunos de tus recursos limitados cognitivos, es una fuga para el cerebro».
Los investigadores también decidieron averiguar sobre esa variable. Los participantes describieron por primera vez qué tanto sentían que necesitaban sus teléfonos para pasar el día.
Luego se les pidió a los participantes que completaran las mismas tareas basadas en computadora. Pusieron sus celulares boca arriba en el escritorio, en un bolsillo o en una bolsa, o en otra habitación. A algunos también se les pidió que apagaran sus teléfonos.
Los que se consideraban más dependientes del teléfono tuvieron peores resultados que los menos dependientes, pero sólo si sus teléfonos estaban cerca, en el escritorio o en un bolsillo o bolsa.
Eso sugiere que no fue un hábito mental o una diferencia cognitiva lo que afectó las puntuaciones. Era la presencia del teléfono. Y los investigadores descubrieron que no importaba si el teléfono que estaba cerca estaba boca arriba o boca abajo, encendido o apagado. Con sólo tenerlo a la vista le agregó una carga cognitiva adicional al cerebro.
«No es que los participantes estuvieran distraídos porque recibían notificaciones en sus teléfonos (…) La simple presencia de su celular fue suficiente para reducir su capacidad cognitiva», dijo Ward.
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