Seducidos y asesinados. Ese podría ser el título de una película de suspenso cuyo protagonista sería nada menos que uno de los mayores criminales en serie de la historia de Londres, en el Reino Unido: Dennis Nilsen.
Él era un asesino serial, Voice of a serial killer, CBS, Londres, Reino Unido. Supo ser policía. También carnicero. Y finalmente, asesino.
Pero los detalles de sus crímenes lo convirtieron, además, en un monstruo. De alcance único. Nilsen, un hombre solitario, tal como él mismo se definió, seducía a sus víctimas -hombres homosexuales en busca de compañía-, los citaba en su apartamento en la capital británica y antes de que despertaran y pensaran en irse, los asesinaba.
Su obsesión era que se fueran en la mañana. No permitía que eso sucediese. No quería que nadie lo abandonara.
Luego, una vez muertos, el «carnicero» desmembraba sus cuerpos. Pedazo por pedazo. Y ocultaba sus partes en un cobertizo. Así, confesó, los sentía «cerca».
Eran su compañía. Cuando empezaban a descomponerse y el olor se volvía nauseabundo, Nilsen los enterraba en su jardín, convertido con el paso del tiempo en un cementerio personal. «Una comunión espiritual», era lo que lo mantenía conectado con ellos.
Nilsen nació en Fraserburgh, Escocia, en noviembre de 1945. Su infancia, según narró, fue solitaria. No se sentía querido. Fue recién en 1978 cuando invitó a un joven a su apartamento de Londres.
Tuvieron sexo, durmieron juntos y al despertar el asesino al día siguiente, supo que en pocos minutos su improvisado amante se iría. Fue por eso que lo mató y así comenzó la cadena de crímenes perversos.
El asesino seducía a la mayoría de sus víctimas en un conocido bar londinense, llamado Black Cap. Allí se reunía una gran cantidad de gays y el depredador lo sabía.
El ex integrante de la armada británica contó a la policía que él hacía que sus amantes asesinados lucieran «mejor» luego de muertos. Es que Nilsen se encargaba -antes de descuartizarlos- de limpiar sus cuerpos y rendirles tributo.
Al hombre se le pudieron comprobar unos 12 asesinatos. Todos habían sido sus amantes. La mayoría de ellos eran jóvenes, pero incluso mató a adolescentes.
Al principio, higienizaba y vestía una y otra vez a los cuerpos. Durante varios meses repetía la macabra rutina. Finalmente, los desmembraba. Y los enterraba en su cementerio particular. Incluso reconoció a las autoridades que llegó a tener sexo con algunos de los cadáveres.
Pero luego de varios años, cometió un error. Algunas partes de los cuerpos que descuartizaba decidió tirarlas por el excusado. No eran muy grandes, pero lo suficiente para que continuaran su descomposición trabadas en la cañería del edificio en el que vivía. Los vecinos, asqueados por el olor que brotaba por todos lados, decidieron llamar a fontaneros.
Al revisar todo, descubrieron los restos humanos. La policía investigó, pero no tardó en dar con Nilsen, quien confesó de inmediato.
Al llegar los investigadores, el «carnicero» les dijo: «Hay más cuerpos por ahí». Durante una intervención en el programa de la cadena CBS, Voice of a serial killer (La Voz de un asesino serial), Nilsen comentó: «Hacia el final había dos o tres cuerpos debajo de los cobertizos. Comenzaron a acumularse».
«Cuando llegaba el verano, el calor era un problema por el olor. Por eso sabía que tenía que lidiar con ese problema. Entonces pensé en cuál era la causa del dolor.
Y llegué a la conclusión de que eran las tripas, las partes blandas de los cuerpos, los órganos, cosas por el estilo», describió.
Fue detenido el 9 de febrero de 1983. Nilsen fue condenado por seis muertes: Stephen Holmes (14 años, su primera víctima), Kenneth Ockenden, Martyn Duffey, William Sutherland y Malcolm Barlow. Pero se sabía que había otras víctimas nunca identificadas que pasaron por su cama y su cuchilla de carnicero, que aún conservaba.
Fuente: Infobae
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