Después de un beso íntimo, los investigadores encontraron que la cantidad de bacterias probióticas en la saliva del receptor se triplicaron y calcularon que se transfirieron un total de 80 millones de microorganismos durante diez segundos.
Pero mientras que las propiedades de las bacterias en la saliva parecían cambiar rápidamente en respuesta a un beso, las de la lengua permanecían más estables.
Remco Kort, quien dirigió la investigación, dijo: «El beso es un gran ejemplo de la exposición a un número gigantesco de bacterias en un corto tiempo».
«Pero parece que sólo algunas bacterias se afianzan en la lengua».
«Las investigaciones futuras deberían examinar las propiedades de las bacterias y de la lengua que contribuyen a este poder de adherirse».
«Este tipo de investigaciones pueden ayudar a diseñar futuras terapias y ayudar a personas con problemas bacterianos».
Fuente: estudio realizado por científicos de la Organización para la Investigación Científica Aplicada (TNO), de Holanda / 2014