Alejandra Guzmán es una de las artistas mexicanas que ha logrado convertirse en un ícono de moda y belleza. Gracias a su irreverencia y estillo único que la hace destacar de entre las demás. Pero para llegar a serlo la ‘Reina del rock’, ha tenido que atraversar momentos de salud complicados por su búsquedad de la perfección, que la han hecho poner en riesgo su propia vida.
La artista mexicana, Alejandra Guzmán se sinceró con el reconocido animador Yordi Rosado, en una reciente entrevista. En la cual contó el increíble número de operaciones a las que se ha sometido para mejorar su apariencia física. Sin embargo, la mayoría han sido para para resarcir el daño que le causaron unas inyecciones de polímeros en los glúteos, en 2012.
«La piel se pone negra y dura como una piedra»
40 cirugías es el número total que lleva, al momento, la madre de Frida Sofía. «Ha sido un proceso largo, bien largo”, indicó, al tiempo que comentó qué, “empecé a darme cuenta de que no estaba bien de salud cuando estaba en Londres haciendo un disco. Ahí ya no podía caminar y me empezaba a sentir muy mal, con una fiebre espantosa».
Agregó que además de la fiebre y el malestar en sus piernas, su piel también empezó a cambiar de color. «Se necrosa tu piel, se pone negra y dura como una piedra. Y el plástico no permitía que pegara mi piel con mi piel porque había plástico”, explicó.
Tan grave fue la situación que Alejandra tuvo que firmar un documento en el que autorizaba que hicieran “experimentos” para tratar de salvarle la vida. Detallando que no demandaría en caso de que los resultados no fueran los esperados.
“Estuve internada seis meses en el hospital con un sistema que te empieza de sacar más de piel por dentro. Me han operado como 40 veces. Tengo una historia clínica que wow, soy la VIP de ahí. Ya no me siento mal. Siento que ya no tengo nada porque me han rebanado una tras otra», recordó la artista.
Alejandra: «Ya quiero tirar la toalla«
Pese a esto, Guzmán expresó que aprendió a vivir con sus marcas e imperfecciones debido a las operaciones. «Amo mis cicatrices. Ahora me quiero más que antes, me acepto más, me cuido más y el haber estado en el hospital me hizo darme cuenta de la capacidad que tiene uno de aprender”, aseguró.
Alejandra dijo que el problema fue tan grave actualmente le siguen extrayendo del cuerpo la sustancia. «Todavía me siguen sacando, pero la última vez me sacaron de un lado de ‘acá’. Pero aún así yo sigo cantando”, señaló y también dijo que sentía que su muerte estaba cerca. «Un día le hablé a mi papá, y por eso me tatué una calaca ahí en el oído, porque la muerte me susurraba ‘vámonos’ y yo le decía: ‘no, hoy no’”, aseguró y dijo que su padre, Enrique Guzmán, ha sido su gran motivador.
“Le hablé y le dije ‘papi, yo ya quiero tirar la toalla. Ya estoy cansada, ya no puedo, ya adiós’. Y me dice ‘nada más quiero que saludes a mi amigo’ y me pone al público -al teléfono-. Empiezo a oír el ‘¡Ahh!’ y has de cuenta que entraba vida por mis oídos y salí del hospital”.
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