La Penitenciaría del Litoral, la cárcel más grande y peligrosa de Ecuador, ubicada en Guayaquil, enfrenta una batalla diaria contra el crimen organizado y la propagación de enfermedades como la tuberculosis.
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Esta cárcel, conocida por albergar a más de 7.000 reclusos, casi el doble de su capacidad, no solo intenta controlar las intensas guerras entre bandas criminales, sino también evitar una epidemia de tuberculosis que amenaza con expandirse rápidamente entre los presos.

La guerra contra las bandas y el crimen organizado en la Penitenciaría del Litoral
La Penitenciaría del Litoral ha sido escenario de numerosas masacres a manos de las bandas de crimen organizado que operan en su interior.
A lo largo de los últimos años, especialmente desde 2021, más de 300 personas han perdido la vida en enfrentamientos violentos dentro de esta prisión.

Ante este panorama, las Fuerzas Armadas de Ecuador están trabajando para restaurar el orden, reparar las infraestructuras destruidas por los internos y reducir el poder de las bandas criminales.
Durante un reciente recorrido de las Fuerzas Armadas, se confirmó que se están realizando reparaciones en las celdas y pabellones, como la instalación de planchas de acero en las puertas y el cierre de espacios que las bandas utilizaban para esconder armas, municiones y explosivos.
Estas medidas buscan evitar el acceso de los reclusos a materiales peligrosos y reducir los enfrentamientos dentro de la penitenciaría.
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Destrucción y control en la penitenciaría
La prisión, que alberga a más de 7.000 presos, ha sido destruida parcialmente por los internos en su lucha por el control del centro.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades, aún se observan huellas de la destrucción, como los huecos en las paredes que los reclusos utilizaban para esconder armas y granadas.
Las autoridades han logrado cerrar áreas de acceso como el conocido ‘callejón de la muerte’, un pasillo que conectaba todos los pabellones y que las bandas utilizaban para atacar a sus rivales.

Además, las Fuerzas Armadas han iniciado una estrategia de reubicación de los presos, moviéndolos de pabellón según su afiliación a una banda delictiva, lo que ha permitido descubrir armas, drogas y otros materiales prohibidos.
La amenaza de la tuberculosis en la Penitenciaría del Litoral
Uno de los mayores desafíos en la Penitenciaría del Litoral es la tuberculosis.
El brote de esta enfermedad ha puesto en alerta a las autoridades y a la Comunidad de Guayaquil, especialmente después de la muerte de cuatro reclusos a causa de la tuberculosis el mes pasado. Actualmente, hay 565 reclusos en tratamiento por tuberculosis en el pabellón 7, donde el hacinamiento es crítico.
Los esfuerzos del Ministerio de Salud de Ecuador están centrados en aislar a los enfermos, vacunarlos contra otras enfermedades y evitar que la infección se propague más allá de las paredes de la prisión.

El papel del Ministerio de Salud y las denuncias por desatención
El Ministerio de Salud Pública está realizando un censo para identificar a los reclusos infectados con tuberculosis y llevar a cabo un aislamiento efectivo.
Recientemente, más de 500 presos han sido vacunados contra la influenza para prevenir complicaciones adicionales relacionadas con la tuberculosis.
Sin embargo, las denuncias de desatención médica por parte de los familiares de los reclusos continúan aumentando. Muchos familiares aseguran que los presos no reciben el tratamiento adecuado y que las autoridades no han tomado acciones suficientes para evitar que la situación empeore.
Karina Meneses, madre de un prisionero enfermo de tuberculosis, denunció que no ha tenido noticias de su hijo desde hace tres meses y que no se le permite ingresar medicinas.
Organizaciones de derechos humanos han llevado estas quejas a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La situación crítica y las medidas a futuro
La Penitenciaría del Litoral sigue siendo un punto crítico en Ecuador, con problemas de hacinamiento, criminalidad y enfermedades infecciosas que requieren atención urgente.
Las autoridades continúan trabajando en medidas para reducir el impacto de la violencia carcelaria y controlar la propagación de la tuberculosis.
La situación sigue siendo precaria, y tanto los reclusos como sus familias esperan una respuesta más efectiva por parte del gobierno para mejorar las condiciones dentro de la prisión y evitar mayores tragedias.