El Debate Presidencial Obligatorio de la Segunda Vuelta se lleva a cabo este domingo 23 de marzo, a partir de las 20h00, y es trasmitido en cadena nacional de radio y televisión.
PUBLICIDAD
Los candidatos llegaron a las instalaciones de Ecuador TV. Daniel Noboa llegó junto a esposa Lavinia Valbonesi y no se dirigió a la prensa. Mientras que Luisa González cuestionó sobre la licencia del presidente para estar en el debate.
Este escnario también un despliegue de comunicación no verbal a través de la vestimenta de los candidatos. Luisa González y Daniel Noboa, cada uno con su estilo, enviaron mensajes claros a la audiencia.
Luisa González
Luisa González optó por un traje sastre en blanco y negro, una elección que, según el experto en moda Patricio Nieto, buscaba transmitir neutralidad y atraer a diversos sectores políticos.

“Es un traje muy acertado, trató de jugar con dos colores que tienen una connotación importante, son muy fuertes, el blanco y negro que al ser percibidos como colores neutrales, no son partidistas que pueden ayudar a atraer trasfondos políticos, no poner su color del movimiento”.
Además, Nieto destacó el contraste visual que buscaba resaltar la presencia de la candidata en pantalla. “El negro da autoridad y el blanco paz y tranquilidad, así que quiso hacer un contraste bastante interesante y el tema de las gafas característico”.
Daniel Noboa
Por su parte, Daniel Noboa sorprendió con un look más relajado: blazer, camisa jean y botas. Esta elección, lejos de ser casual, fue una estrategia calculada para proyectar una imagen de cercanía con el trabajador ecuatoriano, de acuerdo a Nieto.
PUBLICIDAD

“Ha hecho algo peculiar, pero muy estratégico con un mensaje poderoso: llegar con blazer, camisa jean y botas quiere transmitir que llega de trabajar para presentarse al debate, una estrategia interesante porque estamos acostumbrados a verlo en debates más elegante”, explicó Nieto.
Este atuendo buscaba romper con la formalidad habitual y conectar con un electorado que valora la autenticidad y el esfuerzo.
En un debate donde cada palabra y gesto es analizado, la vestimenta se convierte en un poderoso instrumento de comunicación. Los candidatos, conscientes de ello, eligieron sus looks con precisión, buscando proyectar una imagen que resonara con sus mensajes y su electorado.