Juan Fernando Valdiviezo Hidalgo nació el 14 de agosto de 2000 en la ciudad de Ibarra, en la provincia de Imbabura. Sus familiares lo recuerdan desde niño como una persona muy especial. Su hermana, Lisseth Valdiviezo, recuerda en una entrevista con Metro Ecuador que, a pesar de ser muy retraído y tímido, siempre fue un ser único. “Siempre fue una persona que sentía que no encajaba en este mundo”, asegura.
Un Niño Solitario y Apasionado por los Videojuegos
De acuerdo con su hermana, a Juan no le gustaban las mismas cosas que a otros niños, y prefería la soledad. Pasaba mucho tiempo dibujando y tenía una gran pasión por los videojuegos, de los cuales le encantaba hablar: “las formas, la música, todo lo que había en ellos”, agrega Lisseth.
El Arte, Su Camino de Conexión
Para Lisseth, fue en este entorno donde Juan comenzó a conectar con el arte, influenciado por su hermana, quien también se dedica al teatro y es gestora cultural. “Juan creció yendo a verme en las obras de teatro, en talleres de pintura, violín, y otros temas artísticos”, comenta. Cuando descubrió la batería, el instrumento de percusión, pasaba noches enteras tocando.
Rechazo al Sistema Educativo Tradicional
Juan no se sentía cómodo en el sistema educativo tradicional. Sentía que no encajaba en la escuela y sus intereses se centraron en temas profundos como la existencia, la filosofía y el arte. Tras graduarse, empezó a estudiar de manera informal en Ibarra, en una escuela llamada ‘Camino Rojo’, donde pasó más de un año estudiando de forma independiente y montando obras.
Su Búsqueda del Arte en las Islas Galápagos
Después, se trasladó a vivir un tiempo a las Islas Galápagos con su hermana Lisseth, quien reside allí desde hace ocho años. En ese lugar, Juan descubrió que el arte era su verdadero camino, lo que lo llevó a estudiar literatura. Aunque su pasión por la pintura y la creación musical nunca desapareció, la escritura se convirtió en su principal conexión.
La Tragedia en el Taita Imbabura
Juan también tenía el deseo de estudiar cine, pero su vida fue trágicamente interrumpida en las entrañas del Taita Imbabura. “Mi hermano era una persona muy sensible. No le costaba llorar. Algo lo conmovía y comenzaba a llorar”, comenta Lisseth, su hermana. También era vegetariano y no podía matar ni una cucaracha, lo que solía molestar a su madre.
El Amor y la Música: El Último Proyecto de Juan
A pesar de su corta vida, Juan comenzó a hacer presentaciones musicales. Entre sus proyectos, destaca “Joselita y Rocío”, una agrupación que fundó en honor a sus padres. Con esta banda, grabó un disco y realizó sus primeras presentaciones en Quito, donde Lisseth pudo verlo en el escenario. En este tiempo, también conoció a Shaskya, el amor de su vida, a quien le dedicó su último grito de amor en la cumbre del Taita Imbabura.
Shaskya: La Última Testigo del Amor de Juan
Shaskya, la novia de Juan, también conversó con Metro Ecuador y compartió sus recuerdos y detalles sobre su relación con el joven de 24 años. Según ella, fue la primera y única pareja de Juan. Se conocieron en la universidad, durante una manifestación en contra de la violencia machista, el 25 de noviembre. A pesar de vivir a solo tres cuadras el uno del otro, fue solo una semana la que les bastó para enamorarse.
“Juan es una persona sumamente especial y yo siempre se lo hacía saber. Yo se lo decía todo el tiempo y él lo sabía”, recuerda Shaskya, quien describe su relación con él como algo muy profundo: “le gustaba un montón”.
Construyendo Juntos un Futuro
Tiempo después, ambos decidieron vivir juntos. Se mudaron al apartamento de Juan para construir su amor, y Shaskya se unió a uno de sus proyectos musicales. Juntos lanzaron un disco en diciembre, con el que ganaron un premio en Quito, lo que les permitió recaudar recursos para realizar una obra y hacer nuevos amigos.
Un Amor Inquebrantable
El centro histórico de Quito también fue uno de los escenarios importantes en su relación. Shaskya recuerda con cariño los cinco semanas que pasaron allí trabajando en nuevos álbumes musicales. “Nuestro amor era tan fuerte. A veces no hablábamos durante el día, solo nos silbábamos. Y así nos comunicábamos”, comenta entre lágrimas.
El Último Acto de Conexión con su Ancestralidad
Antes de su trágica muerte, Juan debutó como DJ. Luego de esa experiencia, decidió subir al Taita Imbabura. Aunque su novia le propuso acompañarlo, él sintió que era algo que debía hacer solo. “Ya estaba muy conectado con su ancestralidad indígena”, relata Shaskya. También solían escuchar juntos el cuento del cóndor enamorado, un relato que para Shaskya simboliza su relación.
El Legado de Juan: Un Amor Eterno y un Arte Vivo
Shaskya, ahora con el corazón roto, se compromete a seguir el legado de Juan. “Voy a seguir demostrando mi amor, porque es infinito. Lo voy a extrañar muchísimo, pero me hace feliz saber que en la cumbre, pensó en mí y me amaba”, expresa.
Además, la joven asegura que continuará con los proyectos que Juan dejó incompletos, como la colectiva de arte y varios discos. “Lo que él hubiera querido es que siga adelante”, dice Shaskya.
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Un Compromiso Político y Social en su Arte
Shaskya también menciona que Juan era una persona profundamente comprometida con la política y la justicia social. “Era un izquierdista, con un gran sentido de la decolonialidad. Su arte estaba movido ideológicamente por estos valores. Juan se consideraba un ‘rojo’ y estaba muy orgulloso de ello. Sería una desgracia que no se rescatara esto”, concluye.
Aquí puede conocer la música de Juan Valdiviezo: https://open.spotify.com/album/26gPrqFbdjNAe4WfaIiHP9?si=ra7xDmSCRVmDz3_GYI8wDw