Mittens, una gata de raza Maine Coon, vivió una odisea aérea que ha generado preocupación en los protocolos de transporte de mascotas en aerolíneas.
PUBLICIDAD
Su dueña, Margo Neas, emprendió un vuelo desde Christchurch, Nueva Zelanda, hacia Melbourne, Australia, confiando en que su felina compañera llegaría sin contratiempos.
Debido a su tamaño Mittens fue ubicada en la bodega del avión, siguiendo las normativas de seguridad.
Al aterrizar en Australia, Margo esperó durante horas en el área donde se recoge la mercancía sin obtener información sobre el paradero de su mascota.
Lea también: God of War: los dioses egipcios que enfrentaría Kratos en el nuevo título de Sony
Posteriormente, se enteró que Mittens no había sido desembarcada y que el avión ya había regresado a Nueva Zelanda con el animal a aún a bordo.
La aerolínea Air New Zealand atribuyó el incidente a un “error humano”, explicando que una silla de ruedas había ocultada la jaula de Mittens, lo que llevó al personal de tierra a no percatarse de su presencia.
PUBLICIDAD
Durante el vuelo de regreso a Nueva Zelanda, el piloto, al ser informado de la situación, activó la calefacción de la bodega para asegurar el bienestar de la felina, ya que la temperatura en esa sección era de aproximadamente 6°C.
Tras un total de 23 horas y tres vuelos consecutivos, la gata fue finalmente reunida con su dueña en Melbourne.
La compañía aérea se disculpó por el incidente y se comprometió a reembolsar los gastos asociados al viaje del animal.