La esquiadora alemana Selina Freitag, de 23 años, ha generado controversia al revelar que, tras ganar la ronda clasificatoria en Garmisch-Partenkirchen, recibió como premio una bolsa con gel de ducha, champú y cuatro toallas.
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En contraste, los hombres que logran victorias similares en las rondas de clasificación reciben premios en efectivo de 3.000 francos suizos (aproximadamente 3.318 dólares).”
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Freitag comentó: “Se sintió como si dijeran: ‘Lamentablemente no nos sobran 500 euros’. No quiero quejarme demasiado, pero las diferencias son evidentes.”
La Federación Internacional de Esquí y Snowboard (FIS) ha reconocido su error y ha expresado su intención de corregir la situación en futuros eventos.
El director de la FIS, Sandro Pertile, declaró: “No fue un buen día para nosotros. Entregamos el regalo con buenas intenciones, pero entendemos que tal vez causó frustración y una mala impresión.”
Este tipo de hechos no es aislado. En el pasado, han ocurrido situaciones similares, como cuando la selección femenina de fútbol de Alemania recibió un juego de café tras ganar el Campeonato de Europa en 1989.
Este incidente reaviva el debate sobre la persistente desigualdad de género y la forma en que se valora y recompensa el desempeño de las atletas femeninas en comparación con los deportistas masculinos, dejando en evidencia las disparidades aún presentes en el mundo del deporte.
