Las recientes lluvias en la provincia de Azuay han traído un ligero alivio a la crisis hidrológica y energética que enfrenta Ecuador. Sin embargo, su impacto depende de las áreas donde estas precipitaciones se concentran, según explicó Diego Morales, presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Azuay (CIEELA).
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Zonas clave para la recarga hídrica
De acuerdo con Morales, la efectividad de las lluvias radica en que se localicen en áreas estratégicas como El Cajas y Soldados Chaucha, fuentes principales de recarga hídrica. Estas zonas alimentan ríos que son cruciales para enfrentar la crisis.
“Cuando las lluvias se localizan en puntos distintos a las cuencas de recarga hídrica, el aporte es limitado. Por ejemplo, los caudales en Amalusa han aumentado a 15 metros cúbicos, mientras que la semana pasada estaban en 8″, explicó Morales.
Crisis energética: una solución aún distante
Pese a las precipitaciones recientes, la crisis energética persiste. Para que los niveles en los embalses del complejo hidroeléctrico Paute-Mazar mejoren significativamente, se necesitan varios días de lluvias intensas en las zonas que abarcan el río Machángara, Tarqui y las cuencas de recarga hídrica.
“Se espera que las lluvias necesarias para la recuperación del estiaje lleguen en la segunda semana de diciembre. Esto permitirá mejorar los niveles de agua en las áreas clave”, detalló Morales.
Una situación crítica
La falta de lluvias en los sitios estratégicos mantiene los niveles hídricos insuficientes para superar la crisis energética. Mientras tanto, la esperanza se centra en que las precipitaciones previstas en diciembre logren estabilizar la situación en las cuencas prioritarias.