El ejército ucraniano ha cruzado de nuevo una línea roja del Kremlin al disparar misiles ATACMS norteamericanos en la región fronteriza de Briansk, situada a algo menos de 400 kilómetros al suroeste de Moscú. Según el Ministerio de Defensa ucranio (que no precisa que haya empleado ese tipo de armamento de largo alcance), su ataque alcanzó una instalación militar rusa.
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El Ministerio de Defensa de Rusia confirmó hoy el primer ataque ucraniano con misiles balísticos de fabricación estadounidense ATACMS. Añadieron que cinco misiles fueron derribados y los fragmentos de un sexto impactaron de fabricación en el recinto de una instalación militar.
“Como resultado, se declaró un incendio que fue operativamente extinguido. No hay muertos ni heridos”, señala el comunicado castrense colgado en Telegram.
El ataque fue perpetrado a las 03:25 de la madrugada, “según datos confirmados, con el uso de misiles tácticos ATACMS de fabricación estadounidense”.
Las baterías antiaéreas S-400 y Pantsir abatieron cinco de los misiles, precisa el comunicado.
Previamente, el Estado Mayor ucraniano había informado, sin dar detalles del armamento utilizado, sobre un ataque exitoso contra un arsenal del Ejército ruso en Briansk.
Según informaron el domingo medios occidentales, el presidente de EE.UU., Joe Biden, autorizó a Kiev el empleo de misiles de largo alcance contra objetivos en territorio ruso.
La prensa informó en principio de que el permiso únicamente incluía a la región fronteriza de Kursk, parcialmente ocupada por tropas ucranianas desde agosto y donde Moscú habría desplegado a miles de soldados norcoreanos.
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Nueva doctrina nuclear de Rusia
Precisamente, en respuesta a la decisión de Washington, el presidente ruso, Vladímir Putin, aprobó hoy la nueva doctrina nuclear rusa que permite el empleo de armamento atómico en caso de ataque convencional que “amenacen” la “soberanía” de Rusia y Bielorrusia.
“La decisión sobre el uso de armamento nuclear la toma el presidente de la Federación Rusa”, señala el documento, en alusión a Putin, quien es también comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
La doctrina, que sustituye a la promulgada en 2020, autoriza un ataque nuclear en caso de que el ataque convencional enemigo suponga “una amenaza crítica para la soberanía y (o) integridad territorial” de los países que integran la Unión Estatal Rusia-Bielorrusia.
Además, considerará “ataque conjunto” la agresión de un país que carezca de armamento atómico, pero que tenga el respaldo -implique o no su participación directa- de una potencia nuclear.