Cuenca, la ciudad andina conocida como la ‘Atenas del Ecuador’ por sus vestigios arqueológicos, recibe con altas expectativas la XXIX Cumbre Iberoamericana, el acontecimiento de mayor rango internacional que se ha celebrado en el país en décadas, a pesar de que en esta ocasión, la cita internacional tendrá el numero más bajo de mandatarios asistentes de toda su historia.
Con unos 650.000 habitantes y ubicada a 2.500 metros sobre el nivel del mar, Cuenca es la tercera ciudad de Ecuador y está rodeada de vestigios incaicos y coloniales, con un centro histórico en el que sobresalen las enormes cúpulas celestes de su catedral.
Por la ciudad discurre el río Tomebamba, cuyo bajo caudal de agua estos días evidencia la extrema sequía que atraviesa actualmente Ecuador y que está causando interrupciones en el suministro eléctrico de hasta doce horas al día.
Y es que la Cumbre Iberoamericana se celebrará los próximos días 14 y 15 de noviembre en un país sumido en una profunda crisis energética, económica y de seguridad, como evidencia la muerte este mismo martes de al menos una quincena de reclusos de la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil.
A pesar de ello, los cuencanos se vienen preparando desde hace meses para esta reunión internacional, como explica a EFE el presidente de la Cámara de Turismo de Azuay, Juan Pablo Vanegas.
La industria turística de Cuenca confía en que la celebración de la cumbre suponga un revulsivo para la reactivación económica, y es por ello que desde hace tres meses trabaja junto con otros sectores para cumplir con las expectativas de quienes visitarán la ciudad estos días.
Además, el gremio quiere aprovechar la llegada de las delegaciones internacionales para promocionar Cuenca como un destino turístico, con el objetivo de empezar a recuperar a los visitantes que ha ido perdiendo debido, entre otras circunstancias, a los cortes de electricidad que se registran desde mediados de septiembre y que en algunas ocasiones suman hasta catorce horas diarias.
Plena ocupación hotelera
Hasta este lunes, el 80 % de los hoteles de cuatro y cinco estrellas de Cuenca tenía plena ocupación, según cifras de la Cámara de Turismo. Los empresarios del sector confían en que el resto de los alojamientos termine de llenarse en el transcurso de la semana.
Otro de los puntos importantes en los que han estado trabajando durante estos meses las autoridades locales es el de la seguridad. Vanegas dijo que han empezado a poner en práctica protocolos que les han permitido mantenerse como una de las ciudades más seguras del país, que vive inmerso en una crisis de violencia criminal, sostenida por bandas del crimen organizado.
Esas medidas especiales se verán reforzadas durante los días de la Cumbre con la llegada de 700 policías procedentes de distintas partes del país.
“El operativo que se ha montado cubrirá y sobrepasará las expectativas de seguridad que se han tomado en consideración con este evento”, señala el coronel José Vargas, comandante de la Zona 6, que comprende las provincias andinas de Azuay, Cañar y la amazónica Morona Santiago.
“Ya era hora” de que un evento de esta importancia se realizara en Cuenca, señala la analista política y catedrática Caroline Ávila, quien recalca que los grandes acontecimientos internacionales siempre han tenido como sede a Quito o Guayaquil, las dos principales ciudades del país.
Cuenca se “merece ser una vitrina”, y no sólo por la conservación de su casco histórico colonial o su paisaje natural, sino por la importancia que tiene para el país, subraya Ávila, quien enfatiza la oportunidad de la celebración de la cumbre para mejorar también la infraestructura de la ciudad.
Y aunque puede parecer que la cita internacional se desarrolle en una burbuja, aislada de las múltiples crisis que vive Ecuador, éste es un momento crucial para poner el foco en uno de los temas que se discuirán en esta cumbre la sostenibilidad, concluye la catedrática.
