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Expertos consideran que la ONU debe replantear su relevancia

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) se fundó en octubre de 1945 con el objetivo de mantener la paz y la seguridad internacional, fomentar relaciones de amistad y promover el progreso social, la mejora del nivel de vida y los derechos humanos. Hoy cuenta con 193 países miembros. Sin embargo, hay quienes cuestionan su relevancia y eficacia en la actualidad.

Expertos consideran que la ONU debe replantear su relevancia.
World Leaders Speak At The 79th Session Of The United Nations General Assembly In New York NEW YORK, NEW YORK - SEPTEMBER 25: Ukraine President Volodymyr Zelensky addresses world leaders during the United Nations General Assembly (UNGA) at the United Nations headquarters on September 25, 2024 in New York City. World leaders convened for the General Assembly as the world continues to experience major wars in Gaza, Ukraine, and Sudan along with a threat of a larger conflict in the Middle East. (Photo by Spencer Platt/Getty Images) (Spencer Platt/Getty Images)

A 79 años de su fundación, que tuvo lugar el 24 de octubre de 1945, las Naciones Unidas se dice ser el único lugar de la Tierra donde todos los países del mundo pueden reunirse, discutir problemas comunes y encontrar soluciones compartidas que beneficien a toda la humanidad. Así lo señala en su sitio web.

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En teoría, así son las cosas –o así deberían ser–. Sin embargo, cada vez son más las voces de todos los rincones del planeta que señalan que el organismo corre el riesgo de volverse irrelevante si no se reinventa pronto.

Por ejemplo, un artículo publicado semanas atrás en Project Syndicate, un sitio web donde expertos de todo el mundo comparten opiniones sobre temas de coyuntura global, destaca que a medida que aumentan las guerras, las crisis humanitarias y otros problemas globales, a muchas personas en todo el mundo les preocupa que la ONU sea cada vez más incapaz de organizar respuestas multilaterales efectivas.

Uno de los seis autores, Mark Malloch-Brown, exdiplomático británico, argumenta que en un mundo acosado por el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, nuevas guerras y conflictos geopolíticos, tecnologías disruptivas, deudas crecientes y muchos otros problemas, es evidente la necesidad de una gobernanza global más fuerte.

Agrega que si la relevancia de la ONU parece estar menguando actualmente, se debe a la estancada composición del Consejo de Seguridad y, en menor grado, a las capacidades del organismo en materia de derechos humanos en una era de impunidad.

“Sin duda alguna, también es necesario destacar su labor, todavía vital, en campos como el desarrollo, la asistencia humanitaria y la crisis climática, o campañas de vacunación y apoyo a refugiados. No obstante, el organismo necesita urgentemente una reforma”, agrega.

Por otra parte, Mark Malloch-Brown también aborda aspectos positivos de antaño, por ejemplo cómo la ONU amplió enormemente sus actividades humanitarias mientras diferentes conflictos estallaban durante la Guerra Fría, o en la asistencia técnica que proporcionó a las partes del mundo recién descolonizadas en los años 1960 y 1970, o en cómo se ha convertido en el foro de referencia para las negociaciones sobre el clima desde los años 1990.

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“Por lo tanto, la compleja cuestión de la relevancia o de una transformación no es sólo una cuestión de cuándo, sino de en qué parte del sistema se debe mirar”, concluye.

En ese sentido, Metro World News platicó con Kal Raustiala, profesor de derecho internacional de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), quien señaló que la relevancia de la ONU ha ido disminuyendo desde casi el momento en que se firmó la Carta de la ONU en San Francisco en el verano de 1945.

“Pero eso no significa que la ONU sea irrelevante o que lo sea en un futuro próximo. La ONU sigue siendo el único lugar donde está representado el mundo entero. Esto la hace esencial para una amplia gama de cuestiones difíciles, y es una de las razones por las que los líderes mundiales siguen apareciendo cada otoño para las Olimpiadas diplomáticas conocidas como la sesión inaugural de la Asamblea General”, dijo.

No obstante, también mencionó que el Consejo de Seguridad, aunque sigue siendo un actor central, refleja la constelación de poder que existía en 1945, no la de hoy; y sin embargo es casi imposible de reformar.

“La ONU es a menudo ineficaz, pero las alternativas, por desgracia, son aún peores. La historia indica que las nuevas instituciones importantes sólo se construyen después de grandes guerras. Por mucho que encontremos defectos en la ONU actual, hacerla irrelevante no es una perspectiva que debamos aceptar con agrado”, afirmó.

Como los gobiernos utilizan a la ONU para sus propios fines estrechos e invariablemente de corto plazo, la ONU seguirá deambulando por su actual camino hacia una eventual irrelevancia si nada cambia. Y es que, puntualizó, como una nación es mucho más que su gobierno, la ONU necesita encontrar una manera de involucrar a una gama más amplia de actores que puedan ayudarla a lidiar con las muchas crisis del mundo.

LAS CLAVES

El Consejo de Seguridad es el órgano de las Naciones Unidas cuya responsabilidad primordial es el mantenimiento de la paz y la seguridad en el mundo.

• Conforme a la “Carta de las Naciones Unidas”, los países miembros están obligados a aceptar y cumplir las decisiones del Consejo de Seguridad, mientras que los otros órganos sólo pueden hacer recomendaciones.

• El Consejo de Seguridad está conformado por 15 miembros, de los cuales cinco son permanentes (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia) y 10 son elegidos por la Asamblea General por un período de dos años.

• Cada Miembro del Consejo tiene un voto y las decisiones se toman por voto afirmativo de por lo menos nueve de los quince miembros.

• Cuando se trata de cuestiones de fondo se requiere que además de los nueve votos afirmativos no exista ningún voto de los cinco miembros permanentes en contra, ya que tienen el llamado “derecho de veto”.

Dos preguntas a: Raquel Barras, Profesora de Relaciones Internacionales, Universidad Complutense de Madrid

P: Hay quienes consideran que la ONU debe transformarse, reinventarse. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

En muchas partes del mundo, hay una sensación aguda y creciente de desilusión y descontento con la escasez de soluciones eficaces para una serie de desafíos globales persistentes y complejos. Aparte de las demandas de una representación más equitativa y una reestructuración institucional, también hay quienes piden una revisión más integral del sistema de las Naciones Unidas.

Estas demandas reflejan un orden global que es marcadamente diferente del de la era inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Si bien las Naciones Unidas siguen siendo un importante foro multilateral en un sistema internacional en gran medida anárquico, no han seguido el ritmo de los acontecimientos globales más importantes. Las Naciones Unidas deben restaurar la confianza y emprender reformas estructurales concretas para volverse más efectivas, representativas y receptivas a los desafíos globales más urgentes de nuestro tiempo. De lo contrario, su relevancia se desvanecerá.

P: ¿Cuál sería uno de los principales problemas por resolver?

La competencia actual entre las grandes potencias ha ejercido una enorme presión sobre la ONU, ya que ninguna de las potencias en quiere verse limitada por el sistema actual. Desde el nacimiento de la ONU, los cinco miembros permanentes con derecho a veto del Consejo de Seguridad se han reservado el derecho de bloquear cualquier resolución que vaya en contra de sus intereses nacionales.

Con el tiempo, esa obstrucción ha reducido la eficacia y la legitimidad de la ONU, ya que con frecuencia hace que la organización parezca ineficaz a la hora de lograr su mandato principal: asegurar la paz internacional. La verdadera acción en la ONU está en el Consejo de Seguridad, pero ese foro se ha convertido en la versión diplomática de una lucha entre las democracias occidentales que son Estados Unidos, Reino Unido y Francia, y el eje autocrático de Rusia y China.

La ONU se está volviendo cada vez más irrelevante y, a menos que se produzcan cambios para alinearla al mundo actual, la tendencia sólo puede continuar. No está cumpliendo su misión. No ha logrado prevenir ni responder de manera significativa a los conflictos y no ha logrado defender los derechos humanos.

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