Una joven de 28 años, amante de los animales, murió tras ser atacada por los ocho perros que había llevado a pasear en Caterham, Inglaterra. La víctima, identificada como Natasha Johnston, había paseado a este grupo de perros en múltiples ocasiones, pero el 21 de enero de 2023, perdió el control de la jauría, resultando gravemente herida en el torso, cuello y brazos.
PUBLICIDAD
Recientemente, un tribunal reabrió el caso tras la muerte de Natasha, quien sufrió heridas fatales, incluso por su propio perro. En el grupo de caninos se encontraba su bull terrier, una raza prohibida en el Reino Unido, pero que Natasha adoraba. Su hermano aseguró que “se sentía muy cómoda con los perros y otros animales” y que todos pertenecían a amigos cercanos. “No podemos entender qué fue lo que pasó”, agregó.
Regulaciones propuestas tras la tragedia
El forense principal, Richard Travers, afirmó en una audiencia que “no existen restricciones ni regulaciones nacionales sobre el número y peso de los perros que pueden pasearse en espacios públicos”. Travers está preparando un Informe de Prevención de Futuras Muertes para evaluar la necesidad de normativas más estrictas para los paseadores de perros.
La fatal experiencia de Natasha ha llevado a las autoridades a considerar regulaciones que protejan tanto a los paseadores como a los animales. “No era miembro de ninguna asociación de paseadores ni tenía certificación, aunque había paseado al mismo grupo anteriormente sin problemas”, indicó Travers.
El feroz ataque
En el día del ataque, Natasha había llevado a los ocho perros al parque. Testigos afirmaron que, en esta ocasión, la joven gritaba para mantener a los animales bajo control. Un transeúnte describió cómo el bull terrier “parecía confundido” y que sus esfuerzos por llamarlo fueron infructuosos.
Ben Kershaw, un vecino que paseaba a su perro, encontró la escena y alertó a las autoridades. “Al llegar, vi que uno de los perros tenía sangre en el hocico”, relató Kershaw.
Trágicamente, al intentar ayudar a Natasha, quien no respondía, Kershaw le realizó maniobras de RCP hasta que llegaron los paramédicos. Lamentablemente, Natasha fue declarada muerta en el lugar. La autopsia reveló que las mordeduras le habían perforado la vena yugular izquierda, siendo esta la causa de su muerte por shock y hemorragia.
Aunque la investigación no pudo determinar qué perro causó la muerte, se ordenó sacrificar a dos de los perros que Natasha paseaba, incluido su bull terrier, llamado Stan. Los otros seis perros fueron devueltos a sus dueños.
