El destacado científico, Sammy Basso, quien se dedicaba a estudiar la enfermedad de la progeria, falleció a los 28 años, según anunció la fundación que él mismo la creó para crear conciencia sobre esta enfermedad genética muy extraña.
EFE anunció que el italiano falleció de forma inesperada el pasado 5 de octubre de 2024, durante una cena en una restaurante de Treviso, en el norte de Italia.
Basso nació en 1995 en Italia y fue diagnosticado con progeria de Hutchinson-Gilford a los dos años. Esta enfermedad genética muy rara provoca un envejecimiento acelerado. Esta enfermedad genética extremadamente rara afecta a 1 de cada 20 millones de personas.
Luego de los desafíos que enfrentó por su condición, Sammy Basso, se dedicó a la investigación y a la divulgación de este síndrome. De hecho, en el 2005, a sus 10 años, fundó la Asociación Italiana Progeria Sammy Basso junto a sus padres, con el objetivo de recaudar fondos para la investigación y aumentar la visibilidad de esta enfermedad poco conocida.
La comunidad científica y quienes apoyan la causa lamentaron profundamente su pérdida y celebran el impacto que tuvo en la vida de tantos.
La esperanza de vida media de una persona con progeria es de unos 13 años, aunque algunos pacientes logran alcanzar la adultez. Basso, con sus 28 años, fue la persona más longeva con este síndrome, lo que lo convirtió en un caso único y excepcional.
La progeria: características y estadísticas:
La progeria de Hutchinson-Gilford,es una rara condición genética caracterizada por un envejecimiento acelerado que se manifiesta durante la primera infancia. Según el Instituto Superiore di Sanità (ISS), afecta aproximadamente a 1 de cada 20 millones de personas en el mundo. En países como Estados Unidos, la incidencia es de 1 por cada 8 millones de nacidos vivos, mientras que en los Países Bajos se ha observado una tasa de 1 por cada 4 millones. Esta variante de progeria se diferencia por su alta tasa de envejecimiento prematuro y progresivo, aunque no afecta a las capacidades intelectuales.
Los primeros signos de la progeria suelen aparecer en el primer año de vida e incluyen un crecimiento deficiente y pérdida de cabello. Con el tiempo, se desarrollan alteraciones en la piel, los huesos y el sistema cardiovascular, lo que suele conllevar problemas de salud similares a los que se encuentran en personas de edad avanzada.