Hace ya varios años la noticia de la modelo identificada como Lauren Wasser dio la vuelta al mundo, ya que perdió una pierna producto de un shock tóxico por el uso de tampones. Pero ahora, los doctores debieron cortarle la otra extremidad.
En conversación con el podcast Life Uncut, la mujer relató que “la gente piensa que son invencibles, nadie está exenta, el shock tóxico puede ocurrirle a cualquiera en cualquier momento”, explicando además que ella los cambiaba de forma regular, por lo que no responde a la recomendación de no dejarlo por más de ocho horas.
La modelo precisó que muchos tampones en el mercado que aseguran ser 100% de algodón están “rociados con pesticidas”.
“El tampón lo estamos poniendo dentro de nosotras en un momento tan delicado y crea una tormenta perfecta. Sólo se necesita una de esas toxinas para que entre en tu cuerpo y comience a actuar como la gripe y apagar tus órganos, es letal, es peligroso”, aseguró.
La pérdida de sus extremidades
La modelo contó que cuando fue víctima del shock tóxico fue encontrada boca abajo en su departamento, a sólo 10 minutos de la muerte. De inmediato fue trasladada a un centro asistencial, donde sufrió dos ataques al corazón.
El equipo médico le informó a la familia, que Lauren sólo tenía 1% de posibilidades de sobrevivir, hasta que un especialista en infectología ordenó al personal que verificara si tenía un tampón puesto y, después de realizar una prueba, la pudieron diagnosticar.
La infección dañó con gangrena sus piernas y debieron amputarle la extremidad derecha debajo de la rodilla, así como algunos dedos y una parte del talón de su pie izquierdo.
Y si bien lograron salvarle la pierna izquierda, le causaba tanto dolor en los seis años siguientes que no tuvo más opción que amputarla, justo antes de cumplir los 30 años.
Shock tóxico por uso de tampones
Este schock se presenta como consecuencia de la infección por bacterias Staphylococcus aureus o Streptococcus pyogenes grupo A.
Estas bacterias producen una toxina que provoca síntomas como: fiebre >39°C, escalofríos, náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea, dolor de cabeza, dolor muscular o articular.
El tratamiento para esta enfermedad consiste en extraer el material extraño que contribuye a este síndrome (tampones, esponjas o tapones nasales) o bien, drenar el sitio de la infección si es una herida quirúrgica.
