Cincuenta y tres días después del inicio de la guerra entre Israel y Hamás –y cinco días después de la pausa operativa militar de Israel, pactada tras la intervención de Qatar y Egipto con Hamás–, las heridas del conflicto continúan abiertas y el olor a muerte sigue presente en la región.
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El kibutz Kfar Aza, ubicado a 800 metros de la Franja de Gaza, es ejemplo de ello. En esta comunidad vivían cerca de 900 personas hasta el 7 de octubre. Ahora se ha convertido en un pueblo fantasma, en el que fueron asesinadas 62 personas y 17 fueron secuestradas por Hamás. El resto decidió escapar y convertirse en uno de los más de 200 mil desplazados desde el sur del país hacia el centro y el norte. En una población total cercana a los 10 millones de personas, no existe israelí que no haya conocido de un afectado cercano durante los ataques del 7 de octubre.
Es decir, los que antes eran jardines de niños, ahora son cuarteles de guerra, donde los soldados –de los que muchos rondan no más de 25 años– reciben la estrategia para incursionar en el territorio de Gaza.
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Kfar Aza fue uno de los tres kibutz con mayores daños en la incursión de Hamás del 7 de octubre. Los kibutz son comunidades en los que la unión entre vecinos es vital, ya que son una especie de barrio cerrado, en el que las personas no solamente comparten vivienda, sino también se comparten las empresas. Es decir, todos los que viven en la zona trabajan las empresas locales, y, por lo tanto, cuentan con una economía comunitaria “pero no comunista”, explica a Publimetro Eduardo Polonsky, residente del kibutz Or HaNer -uno de los más de 200 kibutzim [plural de Kibutz] que existen en Israel.
En cada kibutz, la comunidad hace todo. Viven juntos, trabajan juntos, festejan juntos fiestas como el Sucot, motivo que iban a celebrar el 7 de octubre y, en general todos cuidan de todos. Eso también fue un ingrediente clave en la receta que permitió que más de mil 400 israelíes, la mayoría vecinos de la Franja, fueran asesinados y que más de 240 fueran capturados como rehenes, y llevados al interior de la Franja de Gaza. Ese 7 de octubre era la fiesta de Sucot, motivo por el que las familias habían pasado la madrugada juntos, e inició desde el sábado 6 con una vigilia realizada toda la madrugada. El ataque terrorista inició a las 6:30 de la madrugada, cuando muchas personas estaban por ir a dormir.
Hoy en día, al caminar dentro del kibutz Kfar Aza, el olor a tragedia no deja de estar presente. El ambiente entre los soldados es calmado y estar en la zona es aún más posible debido a la “pausa operativa” militar de Israel. La tarde anterior cayó una lluvia intensa en la región. Una lluvia que nubló la impresionante visibilidad de Gaza, desde el kibutz, que puede apreciarse a simple vista.
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Aún así, se podía apreciar los edificios de Gaza, el muro que separa ambas regiones y columnas de humo negro, denso, que parecen no ser de vital importancia para el grupo de militares israelíes que observan la escena. Según las Fuerzas de Defensa de Israel, en ese momento, tres artefactos explosivos fueron detonados cerca de las FDI en dos lugares separados en el norte de la Franja de Gaza, lo que constituyó una “violación de los acuerdos de tregua”.
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El ejército dice que en uno de los incidentes también se dispararon contra las tropas, quienes respondieron al fuego.
Mudos testigos de una estridente tragedia
Los disparos en las puertas y ventanas de todas las casas son mudos testigos de que en esa zona se cometió una tragedia que cambiará el rumbo de Israel y Medio Oriente para siempre. El olor del kibutz es una mezcla de madera quemada, humedad, y agua estancada, especialmente un día después de la lluvia, que parecía haber querido limpiar los horrores ahí cometidos.
Más allá de los disparos y las casas incendiadas -en las que murieron personas en su interior, aún hay señales que revelan la magnitud de la tragedia. Ejemplo de ello son los perros callejeros, que hasta el 7 de octubre tenían nombre, comida segura y un dueño. Hoy en día, muchos perros andan juntos, como una señal de acompañarse ante la soledad de la tragedia.
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Promete FDI regresar la confianza a los kibuts
Más de 200 mil israelíes han sido desplazados por el conflicto, especialmente los sobrevivientes de los kibutz. Muchos de ellos viven en ciudades como Jerusalén y las cercanías del Mar Muerto, donde los grandes hoteles de lujo les han ofrecido sus habitaciones para poder pasar “un tiempo”, periodo que nadie sabe cuánto durará.
Habitantes de Kibutz, como Galia Sohper -sobreviviente del kibutz Mefalism- contaron a Publimetro que no están preparados para regresar al lugar que escogieron como hogar. Al respecto, le reprochan al Ejército de Israel y a su Gobierno que les hayan dejado a la deriva. “Cruzar de sur a norte tarda solamente seis horas, ¿Por qué no vinieron a ayudarnos?”, cuestiona con coraje Galia, quien estuvo resguardada en el cuarto de seguridad de su casa -que por ley, todos los hogares tienen- por más de 20 horas, sin saber si recibiría apoyo del Ejército mejor preparado del mundo.
Al respecto, el capitán Roni Kaplán, vocero de las Fuerzas de Defensa de Israel, responde a Publimetro que las fuerzas armadas cometieron una serie de errores, mismos que serán investigados. Y señaló, como ejemplo del compromiso, que buscaría mudarse a la zona en un futuro, al igual que miles de judíos.
“Fue una falla tanto de la Inteligencia como de la Defensa. Diría que es una de las fallas más importantes de las últimas décadas. Va a haber, obviamente como en todo todo país democrático, va a haber (más allá del Ejército) comisiones de investigación, de la verdad, imparciales, independientes; como en todo Estado de Derecho”, explico Kaplan.
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Y sobre la decepción que abiertamente han expresado las víctimas, y al ser cuestionado sobre un posible cambio de estrategia en la seguridad de los kibutz, Kaplán señaló: “Primero, yo estoy planeando junto con mi familia de irme a vivir allá. Eso es aparte, pero en realidad muchos están planeando hacerlo. No se puede vivir más bajo la sombra de un grupo terrorista que le haga sombra a nuestros hijos”, añadió.
4 preguntas con
Capitán Roni Kaplán, vocero de las Fuerzas de Defensa de Israel
P: Recuérdenos por qué es importante que el mundo conozca lo que sucedió en los kibutz de Israel el pasado 7 de octubre
Básicamente se trata de un conflicto entre el extremismo islámico contra un país occidental y es importante porque a veces estamos viendo en la prensa que un grupo terrorista como el Hamás, que promueve la muerte, está eclipsando a un país democrático como Israel, que promueve la vida. Eso es lo que no podemos permitir.
Estamos en días de una pausa operativa después de 53 días de guerra, ¿Qué significa para ustedes?
Esta pausa operativa para nosotros es una pausa que es funcional. Es instrumental a nuestros objetivos en la guerra, que son: desmantelar a Hamás y devolver a nuestros secuestrados. Estos días han llegado a Israel 75 secuestrados, 51 de ellos de nacionalidad israelí y básicamente estamos esperando la liberación de más secuestrados.
Pero en el momento que se termine este esquema de acuerdo con el Hamás, por intermedio de Egipto y Qatar, estamos pronto para seguir actuando y desmantelar a Hamás en la Franja de Gaza.
P: Muchos se preguntan hasta cuándo seguirá el horror y el dolor en esta región del mundo
La realidad es que si Hamás devuelve a los secuestrados y deja las armas mañana, aquí rápidamente se va a dar la paz. Pero nosotros vimos fehacientemente que si Israel dejase las armas, pondría en peligro su existencia.
La gente que llegó hasta aquí ese 7 de octubre fue porque no pudo pasar más allá,. Pero, si hubiesen podido, hubiesen asesinado también a millones de israelíes, mientras que si los grupos terroristas como Hamás dejaran las armas, rápidamente viviríamos una realidad de paz.
¿Qué mensaje le gustaría añadir para los lectores de Publimetro interesados por este tema?
Simplemente agradecerles el entendimiento de lo que está sucediendo en este momento y decirles, de forma concreta y profunda, que Israel es la parte del conflicto que adhiere al derecho internacional en este conflicto; mientras que Hamás debería adherir al derecho internacional y no lo hace, Israel hace todo lo que está dentro de sus posibilidades para maximizar el daño a los terroristas y minimizar el daño de las infraestructuras civiles en la franja de Gaza. Esa es la forma en la que lucha Israel.