Multitudes se movilizaron desde el amanecer del sábado en Estados Unidos, donde un inusual eclipse solar de “anillo de fuego” atravesaba un tramo del continente americano, extendiéndose desde Oregón a Brasil.
En ciudades, zonas rurales y los parques nacionales, la gente buscaba posición para tratar de echarle un vistazo.
En los pequeños poblados y ciudades que se encuentran a lo largo de su estrecha ruta había una mezcla de emoción, temores en torno al clima y preocupaciones de que se verán abrumados de visitantes que acudan en masa para ver el evento celestial, también llamado eclipse solar anular.
A diferencia de un eclipse solar total, la Luna no tapa completamente al Sol durante un eclipse anillo de fuego. Cuando la Luna se coloca entre la Tierra y el Sol, deja una orla de llamas brillantes.
El recorrido del sábado fue: Oregón, Nevada, Utah, Nuevo México y Texas en Estados Unidos, incluida una franja en California, Arizona y Colorado. Después seguirán la península de Yucatán en México, Belice, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia y Brasil. En gran parte del resto del hemisferio occidental será posible ver un eclipse parcial.
Este peculiar fenómeno no volverá a verse en Estados Unidos hasta el año 2039 y será el primero de los dos eclipses solares que cruzarán Norteamérica en los próximos meses, con un eclipse total previsto para el 8 de abril del próximo año.
En el caso de Ecuador, los fenómenos atmosféricos impidieron que se pueda observar este espectáculo. Tal fue la mala suerte, que el Observatorio de Quito suspendió su actividad que reuniría a fanáticos de observar los astros.