El pasado 3 de mayo Katherine Fernanda Cingaña Tercero de 28 años, y madre de un menor de 2 años, salió a cumplir con su jornada laboral. Normalmente ingresaba a las 07h00 y salía a las 15h00. Una vez que salía de su trabajo se encargaba de llevar al tratamiento de diálisis a su madre. Sin embargo, ese día sus familiares esperaban su retorno a la casa a las 16h00, pero ella no llegó. Sus seres queridos, quienes ahora piden justicia, cuentan a Metro Ecuador cómo sucedieron los hechos.
“Ahí empezó la preocupación. A las 18h30 de la tarde mi tío recibe la llamada de un policía que le dijo que se acerque al Hospital Pablo Arturo Suárez porque mi prima estaba con disparos”, narra Ruth Quimbita, prima de Katherine.
Inmediatamente se dirigieron para allá, en la mitad del trayecto recibieron una nueva llamada del uniformado, quien les indicó que se dirijan al Hospital Eugenio Espejo, porque las balas de la pierna y el brazo ya fueron estabilizadas.
Sin embargo, el disparo que tenía a la altura de la cabeza, tenía que ser tratado en esa casa de salud. Es así, que los familiares se dirigieron hacia allá. Minutos más tarde llegó en la ambulancia.
Después de media hora, los médicos les indicaron que no había esperanzas debido a que existían dos posibilidades: Katherine podía quedar en estado vegetal si sobrevivía a una operación o lamentablemente fallecía por los coágulos de sangre que se generaron.
“Al siguiente día, a las 16h10, mi prima falleció. Tuvimos una audiencia que al principio fue por intento de femicidio. Justo al salir de la audiencia, ya se consumó el hecho (muerte de Katherine), por lo que tienen que reformular cargos por femicidio”, explicó Quimbita.
Cómo se habría perpetrado el femicidio
Ruth cuenta que el funcionario de la Policía Nacional, esposo de Katherine, se dirigió ese día al trabajo de ella:
“De acuerdo a los compañeros del trabajo, él estaciona su moto, porque estaba con el uniforme, y desde lejos la llama. A lo que mi prima acude hacia él, tratando de evitar que sus jefes le llamen la atención, se van detrás de una garita y empiezan a discutir”.
Siendo hora de salida, Katherine tomó sus cosas y el uniformado la presionó para que se suba al vehículo y conduzca. Después, él se subió en la parte de atrás del asiento del conductor. Tres minutos más tarde de que ella condujo el vehículo sonaron los disparos.
El día lunes 1 de mayo el cabo segundo de la policía tenía un pase a Guayaquil, por lo que los familiares cuestionan porqué estaba en Quito el día que se encontró con Katherine.
Antecedentes
Katherine Cingaña era un mujer de casa. No trabajaba, por lo que en ese momento no existían ese tipo de agresiones.
Según sus familiares, desde que logró ingresar a trabajar en el Municipio, al policía eso ya no le pareció. Katherine empezó a socializar con más personas y ahí empezaron los celos.
“Entonces, mi prima se pintaba el cabello, que por qué te pintas, que no utilices ese tipo de ropa, que por qué esa blusa, que por qué ese pantalón”, cuenta Ruth.
También señaló que en uno de los eventos sociales que estaba en familia, sus allegados presenciaron una de las discusiones que tuvieron por celos:
“Porque alguien le agarró de las manos le abofeteó ante nosotros, le jaloneó ante nosotros y no era la primera vez que usaba el arma. El arma de dotación del Estado la ha utilizado en reiteradas ocasiones para disparar contra el piso o disparar contra el aire cuando estaba pasado de copas”.
De igual manera, los compañeros de trabajo de Katherine indicaron que en dos ocasiones ella llegó con moretones en el rostro. Asimismo, uno de sus tíos pudo ver un moretón en su brazo, producto de jaloneos por peleas que se venían dando.
“Es por eso que ella dijo basta, ya no quiero más estar aquí y en vista de que él tenía el pase a Guayaquil, mi prima estaba un poco más tranquila. El pase a Guayaquil era el día lunes. Sin embargo, el sábado 29 de abril fue a la casa buscando una reconciliación con mariachis, dejándole una carta que decía: ‘Ojalá regreses a mí. Yo te voy a amar siempre. Sin ti me moriría y si yo te controlo tanto es por tu bien’”, agregó Ruth.
Su madre exige justicia para Katherine Cingaña
Luz María, madre de Katherine, con 62 años despidió a su hija, quien la cuidaba. Entre lágrimas, pide que el caso no quede en la impunidad:
Pese a que los familiares de Katherine han solicitado a la institución policial que alguien se comunique con ellos porque el presunto femicida deja a un menor en orfandad, no han recibido respuesta. Además, de que su madre, una mujer de la tercera edad, tiene diabetes y está en diálisis.