Los terremotos que asolaron Turquía el pasado 6 de febrero y que ya han causado al menos 40.000 muertos en este país y en Siria no fueron provocados “por Occidente”, aunque así lo sostienen sin pruebas internautas que defienden el origen artificial del sismo.
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EFE Verifica recibió una consulta a través de su canal de WhatsApp (+34 648434618) sobre un mensaje que afirma que la familia Rothschild está “controlando las operaciones militares que crearon el terremoto de Turquía”.
La publicación señala que el sismo fue una “gran advertencia” para el país, porque “planea abandonar la OTAN y unirse al Brics (sic)”.
Además, el texto argumenta que “existen patentes reales y muy conocidas sobre armas tectónicas y otras armas que provocan terremotos”.
Se trata de un mensaje que surge de un canal que Telegram en español, que a su vez se hace eco de unas afirmaciones en inglés publicadas en otro perfil con más de 170.000 suscriptores.
En Facebook, Twitter, Instagram y TikTok también se difunden publicaciones similares. Algunos usuarios no solo rechazan las causas naturales de los sismos sino que incluso los vinculan con el proyecto Haarp, un programa de investigación de la ionosfera fundado por Estados Unidos.
”HAARP+OTAN=Terremoto en Turquía”, escribe un perfil en Twitter.
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HECHOS: No hay rastro de un artefacto patentado para causar terremotos, y expertos consultados niegan su existencia, además el sismo ocurrió en una zona claramente identificada en los mapas de riesgo y Haarp es una herramienta para estudiar la ionosfera que no afecta a los movimientos del suelo.
NO EXISTEN ARMAS TECTÓNICAS
Los mensajes no aportan pruebas de la existencia de un arma tectónica y un rastreo en el buscador de patentes de Google tampoco conduce a ningún registro legal de un instrumento de este tipo.
En declaraciones a EFE Verifica, Alexander Lanoszka, especialista en seguridad europea y profesor asistente de la Universidad de Waterloo (Canadá), afirma que “no existen tales armas tectónicas” e insiste en que esta hipótesis “no tiene ninguna credibilidad en absoluto”.
En esa misma idea coincide Remy Bossu, sismólogo y jefe del Centro Sismológico Euromediterráneo, quien también rechaza que se haya inventado una tecnología para provocar sismos deliberadamente.
Si bien es cierto que hay actividades humanas que podrían causar sismicidad, tal y como explica un artículo del Servicio Geológico de Estados Unidos, estas son acciones muy específicas como “la inyección de aguas residuales, la fracturación hidráulica (”fracking”) y la recuperación mejorada de petróleo”.
Pero de todos modos, en estos casos, “la energía liberada es de origen tectónico”, matiza Bossu.
La construcción de represas es otra actividad que podría hacer que un sismo se desencadene más fácilmente, según añade Jean-Pierre St.-Maurice, físico y profesor de la Universidad de Saskatchewan, ubicada en Canadá.
No obstante, el científico apunta que “si esto acelera el terremoto, podría hacerlo menos violento”.
CON DATOS DE EFE