Germán Cáceres está a punto de cumplir su segunda noche dentro de la cárcel de máxima seguridad La Roca (Guayaquil). El principal responsable del asesinato de María Belén Bernal se mantendrá en el recinto hasta que se terminé el caso y se dicte la condena en su contra.
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Al momento, Cáceres posee una celda y la posibilidad de salir una hora al día al patio del lugar. De igual manera, ese aislamiento evitará que sea blanco de ataques como temen autoridades del país.
Sin embargo, aunque suene malas las condiciones estas no se acercan a lo que en un principio fue la cárcel. Se sabe que antes de la remodelación, La Roca tenía una extensión de 1000 metros mientras que sus celdas – se encontraban compuestas por trece barrotes del piso al techo, un lavamanos y un inodoro plástico- eran de dos metros de ancho.
Según pasados testimonios del narcotraficante Óscar Caranqui, en el 2010 no había agua, luz e implementos de higiene. De igual manera, en el lugar existieron intentos de fuga (2011) y asesinatos.
Más allá de las instalaciones, los privados de la libertad eran sometidos a aguantar hambre extrema y por las noches los torturaban con gas lacrimógeno. Entre tanto, el único sistema de “diversión” era la matanza de mosquitos, la cual ocurría mientras existían alianzas con mafias de la talla de Los Cubanos, los Rusos y los Monstruosos.
Germán Cáceres
Cáceres está implicado en el asesinato de su esposa, la joven abogada María Belén Bernal, quien desapareció el pasado 11 de septiembre cuando fue a visitar a su marido en una Escuela de Policía al norte de Quito, donde trabajaba como instructor.
Diez días después, el cadáver de Bernal fue encontrado en un cerro cercano, enterrada en una zona de matorrales y, según los exámenes forenses, con signos de estrangulamiento.