La inseguridad es insostenible en el país. Ahora los antisociales tiene nuevas estrategias para realizar sus fechorías. A diario, aparecen nuevos testimonios de personas que develan este tipo de hechos repudiables. En esta ocasión, una quiteña relató mediante sus redes sociales los minutos de zozobra que vivió en un intento de robo en la Autopista General Rumiñahui. Más que generar miedo, su propósito es alertar a la mujeres que se movilizan solo en su autos.
El hecho sucedió hace un mes. Como todos lo días A. K. (nombre protegido) se dirigía a su trabajo desde el Valle hacia a Quito; que normalmente siempre se registra congestión vehicular en las horas pico. Cuando se aproximaba al peaje Rumiñahui, un vehículo -sin placas y de color concho de vino- la rebasó. Éste automotor no le permitía realizar la misma acción a ella.
“Quise rebasarle para meterme al carril izquierdo (en la vía ampliada) pero no me dejó. Cuando nos detuvimos, porque había mucho tráfico, el carro comienza a retroceder”, contó en el testimonio la ciudadana. Al detectar una situación de peligro, ella le pitó. No conforme con ello, el otro conductor le chocó. Quedó sorprendida al ver que quien se bajó dela auto que no loe dio buen espina.
El hombre -a gritos- le dijo para solucionar el problema entre ellos. Pero la joven prefirió llamar a la policía en medio de las intimidaciones. “El señor se desesperó y me comenzó a tocar en el capot del carro. Me decía: ‘¡Ya bájate vamos a arreglar! Chocaste, te me viniste encima’. Era una persona con la que no se podía hablar”, indicó.
Cuando el presunto asaltante que la ciudadana estaba comunicándose con la Policía huyó del lugar.
Esta no sería que se suscitan estas modalidades de robo. Una reconocida locutora en la capital vivió una situación similar, pero con un motorizado. Igualmente, conocidos de quien relató el hecho de esta nota contó que tiene conocidos que les sucedió lo mismo.
Ahora los ciudadanos deben estar más alerta, ya que en la calles, transporte público, o en los autos particulares la inseguridad acecha para quienes hacen sus actividades cotidianas.