Dicen que la primera misión de toda buena persona, es ayudar a los demás, en especial a quienes lo necesitan con mayor urgencia. Y que la segunda misión, tal vez la más importante, es que nadie se entere de ello.
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Una de estas iniciativas solidarias tuvo como escenario Guayas, durante los primeros –y más terribles- meses de la pandemia. ¿Su autor? La Asociación de Ganaderos del Litoral y de Galápagos, entonces presidida por Francesco Tabacchi. Y si nos enteramos fue por accidente, porque nunca se difundió a los medios. Nunca se usó con fines propagandísticos. La mano izquierda, como debía ser, no se enteró de lo que hizo la derecha.
La ayuda consistió en la entrega de leche a niños necesitados, en zonas rurales de la provincia, en momentos que el Covid, la devastadora enfermedad que tantos millones de vidas ha cobrado en el mundo, obligaba a guardar confinamiento. Un confinamiento que impedía trabajar, producir y generar recursos para alimentar a las familias. Un confinamiento tan perjudicial como el propio virus.
La Asociación, en un gesto digno de admirar, consiguió entre sus integrantes y entre varias industrias de lácteos, las donaciones que hacían falta. La leche, procesada y dosificada en envases tetra pak de 200 miligramos, fue distribuida por el propio gremio. Una ayuda necesarísima, que llegaba en momentos de hambre, necesidad y angustia.
¿Cuántos envases se repartieron? Un millón. Un millón de vasos de leche, durante un periodo cercano a un año.
El propio Tabacchi lo reconoce, pero a regañadientes. No le gusta hablar del bien realizado, ni recibir gratitud por ello. Prefiere proyectar el bien que puede hacerse, y más aún cuando los beneficiarios serían los niños de la provincia del Guayas.
“Durante los meses más duros de la pandemia, aprendí la importancia de hacer el bien. De ayudar. De dar la mano a quienes más lo necesitan. Y quiero seguir. Voy a seguir”, señala con entereza.
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Tabacchi no busca el reconocimiento político. Lo que desea es que esos niños reciban lo que tanto necesitan: una alimentación adecuada. Con al menos un desayuno nutritivo, su día cambiará por completo.
“Con buena comida, los pequeños estarán en capacidad de estudiar mejor, hacer deporte. Con un cuerpo sano podrán aprender mucho más, y producir mucho más”, anota.
El desafío de Tabacchi ahora es extender esa idea a toda la provincia, pero ya no solo desde el sector privado, sino a través de la Prefectura, cargo al que compite en representación de las listas 21. Pero deja en claro que él es un candidato promovido por sectores sociales, y no salido de una casta política a la que no se siente ligado.
“Durante la pandemia, los agricultores, ganaderos y campesinos jamás permitimos que la comida falte en las ciudades. Arriesgamos nuestras vidas para seguir produciendo. En cambio, los políticos se dedicaron a robar en la compra de mascarillas, alcohol, fundas de cadáveres y medicinas, mientras se escondían en el zoom y en las reuniones virtuales”, recuerda con malestar.
Los planes sociales ocupan el primer lugar en su lista de prioridades. Además de la alimentación de los más necesitados, tiene en mente interesantes ideas para promover la producción agrícola, y por ende el empleo. Con trabajo y comida, un futuro mucho mejor le espera a Guayas.
“La gente quiere trabajar, no que les regalen cosas. Les vamos a dar trabajo, y les vamos a dar la capacitación y la ayuda que necesitan. Dicen que eso no es competencia de la Prefectura. Pues bien: déjenme decirles que desde mis funciones sí serán nuestra competencia”, indica con énfasis.