El ministro de Gobierno de Ecuador, Francisco Jiménez, anunció este jueves que permitirán el ingreso de los manifestantes al ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, sitio que reclamaban para concentrarse en las movilizaciones lideradas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) desde hace once días.
El ingreso de los manifestantes a este lugar para instaurar una “asamblea popular” era una de las condiciones puestas por el presidente de la Conaie Leonidas Iza, principal promotor de las protestas, para aceptar acudir a un diálogo con el Gobierno, junto a derogar el estado de excepción y garantizar que se abordarán todas sus demandas.
“El Ecuador quiere paz, Ecuador necesita una salida inmediata a este conflicto. Para que no haya violencia, ni tampoco excusas, el día de hoy vamos a permitir que las organizaciones sociales, lideradas por la Conaie se convoquen y reúnan en el ágora de la Casa de la Cultura”, dijo Jiménez en un mensaje grabado en vídeo.
No obstante, el Gobierno indicó, a través de un comunicado, que espera como respuesta la libre movilidad de personas y bienes, como alimentos, gas de uso doméstico y medicinas. Además que la protesta se realice de manera pacífica y dentro del marco de la ley.
“Invitamos, una vez más, a iniciar de manera inmediata el diálogo para dar una respuesta a las aspiraciones de paz que todos los ecuatorianos esperan”.
Mientras la Presidencia transmitía el mensaje de Jiménez, miles de indígenas iniciaron el camino hacia el ágora de la Casa de la Cultura bajo los gritos de “el pueblo unido, jamás será vencido” y “fuera, Lasso, fuera”.
Las primeras concentraciones en el sitio se caracterizaron por gritos de júbilo, danzas y el ondear de banderas de Ecuador, acompañados de un ensordecedor sonidos de vuvuzelas.
En esa ágora se reunieron en 2019 miles de indígenas que protestaban por la eliminación del subsidio a los combustibles de mayor consumo, lo que desató una serie de protestas, que se tornaron violentas.
Esas protestas, también lideradas por la Conaie, y que se saldaron a nivel nacional con una decena de fallecidos y unos 1.500 heridos, terminaron cuando el entonces presidente Lenín Moreno retiró el decreto de eliminación de los subsidios.