El Gobierno de Nueva Zelanda anunció este jueves su intención de ilegalizar el tabaco en las próximas décadas mediante una propuesta de ley que aumentará progresivamente la edad permitida para comprar cigarrillos.
La ley se enmarca dentro de un plan de acción del Gobierno laborista de la primera ministra, Jacinda Ardern, cuyo objetivo es lograr una “generación libre de tabaco” con medidas como la limitación de los establecimientos donde se puede vender cigarrillos o la reducción de la nicotina.
Según el plan de acción colgado en la web del Ministerio de Sanidad, el Ejecutivo comenzará este mes la reforma legislativa para que la nueva ley entre en vigor en diciembre de 2022, con medidas que se aplicarán de manera escalonada.
A partir de cierta fecha, se irá incrementando cada año la edad en la que se permite comprar cigarrillos hasta que sea ilegal para todas las edades.
CONFUSIÓNLa aplicación progresiva de la ley ha creado confusión en Nueva Zelanda sobre qué generación sería la primera en no poder comprar tabaco legalmente a lo largo de toda su vida, aunque se estima que oscile entre los nacidos en 2008 y 2013.
De aprobarse la ley, Nueva Zelanda será la segunda nación en ilegalizar la venta de tabaco, algo que ahora solo ha hecho Bután en 2004.
Uno de los objetivos concretos del plan de acción es reducir el consumo de tabaco en Nueva Zelanda a menos del 5 por ciento de la población total en 2025.
Las autoridades señalaron al presentar su plan que a pesar de que se ha producido una disminución del consumo de tabaco en los últimos años todavía es muy alta entre la etnia originaria Maorí, un 28 por ciento, en comparación con la población de origen europeo, que alcanza un 20 por ciento.
El consumo de tabaco es mayor además entre las rentas más bajas, a pesar de que las políticas de los últimos años se han basado en un incremento del precio, que actualmente ronda al menos los 30 dólares neozelandeses (unos 20 dólares o 18 euros) por paquete.
Las cifras oficiales señalan que el tabaco es la causa de fallecimiento de hasta 5.000 personas al año en Nueva Zelanda, lo que representa el 15 por ciento de la mortalidad total.
Respaldo y críticas
La Asociación Médica de Nueva Zelanda (NZMA, en sus siglas en inglés) afirmó que el plan del Gobierno beneficiará al país y recordó que más del 80 por ciento de los fumadores en Nueva Zelanda desearían no haber empezado a fumar nunca.
”La mejor forma de lograr una Aotearoa (Nueva Zelanda en maorí) es prevenir que nuestros ‘tamakiri’ (“niños” en maorí) nunca empiecen a fumar en primer lugar. La política de una generación sin tabaco será un momento crucial para la salud respiratoria en Nueva Zelanda”, afirmó Alistair Humphrey, presidente de la NZMA en un comunicado.
Según el plan del Gobierno, los impuestos por el tabaco ascienden anualmente a unos 1.900 millones de dólares neozelandeses (unos 1.200 millones de dólares o 1.140 millones de euros).No obstante, el coste derivados del tabaco para la sanidad y los servicios sociales públicos se estiman en al menos 2.500 millones de dólares (unos 1.700 millones de dólares o 1.500 millones de euros), según un informe del Ministerio de Sanidad de 2016.
El Ejecutivo ha reconocido en su propuesta que la prohibición es “probable” que provoque una aumento del contrabando e incluso “desafíos” en relación con las obligaciones de comercio internacional del país. Uno de los más críticos con la propuesta del Gobierno ha sido David Seymour, líder del partido conservador ACT New Zealand.”
La prohibición nunca ha funcionado, en ningún tiempo o lugar. Siempre ha tenido consecuencias involuntarias. Vamos a tener un mercado negro para el tabaco, sin estándares o regulación. Las bandas estarán frotándose las manos”, dijo Seymour en su cuenta de Twitter. La medida también ha provocado la protesta de las tiendas de ultramarinos que venden cigarrillos, pues temen que sin el tabaco sus negocios no sean sostenibles.