Estilo de Vida

“Uno de cada 36 niños”: la urgente visibilización del autismo en Ecuador

En Ecuador, el autismo sigue siendo invisible. María Gabriela Avellán, presidenta ejecutiva de la Fundación Camina Conmigo, habla sobre el trabajo de esta organización que transforma la vida de niños con trastorno del espectro autista (TEA) y de sus familias.

María Gabriela Avellán, presidenta ejecutiva de la Fundación Camina Conmigo
María Gabriela Avellán, presidenta ejecutiva de la Fundación Camina Conmigo (Óscar Ayo)

El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que se presenta en las primeras etapas de la infancia.

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En Ecuador, según datos del 2023 del Ministerio de Salud Pública, “existen 484.097 registros de personas con discapacidad acreditadas en el Sistema Informático en Línea (SIL), de ellos 5.738 tienen registros relacionados con autismo en la niñez, autismo atípico, Síndrome de Rett, Síndrome de Asperger y otros”.

Muchas de esas historias de TEA están siendo atendidas en la Fundación Camina Conmigo, cuya presidenta ejecutiva María Gabriela Avellán, señala datos aún más reveladores: “uno de cada 36 niños en el mundo presenta trastorno del espectro autista (TEA), según datos internacionales”, indicó.

La Fundación: una historia de oportunidades

Con más de 10 años de trabajo ininterrumpido, la Fundación Camina Conmigo, ubicada en Quito, brinda apoyo terapéutico, educativo y familiar a niños de bajos recursos con trastorno del espectro autista (TEA).

Avellán lo vive desde adentro: “Yo soy madre de un niño con autismo. Y así nace esta misión: pensando en todos esos niños que no tienen la misma oportunidad de vida que tuvo mi hijo”.

El trabajo de la fundación es integral. A los niños se les brinda escolaridad y una hora diaria de terapia personalizada de lunes a viernes, de 8:00 a 18:00. Los padres, a su vez, reciben psicoeducación y mientras sus hijos reciben las terapias, ellos pueden ejercer su actividad laboral con tranquilidad. “Así cambiamos la calidad de vida de toda la familia: los niños que no estaban intervenidos, ahora tienen terapias constantes, y sus cuidadores pueden generar un ingreso”, explica Avellán.

El problema es estructural, explica. “El autismo no es visible, no se diagnostica con un examen de sangre, y eso deja mucho margen para el error y el abandono”, enfatiza. A esto se suma la falta de apoyo estatal y la eliminación de la doble deducibilidad tributaria, que antes incentivaba a las empresas a donar. “Ahora debemos tocar puertas para continuar nuestra labor”.

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Integrantes de la Fundación Camina Conmigo
Integrantes de la Fundación Camina Conmigo (Cortesía)

Historias de éxito, que conmueven

Los resultados que ha tenido la Fundación están a la vista y Avellán nos comparte un par de ellas. “Una niña con autismo grado 3, que no hablaba y se autoagredía, hoy pronuncia más de 18 palabras, va a la escuela, y su familia —que estuvo al borde de la separación— volvió a estar unida. Otro caso, un adolescente que estuvo sedado en un hospital psiquiátrico, hoy cursa la secundaria con apoyo, sin crisis agresivas y con un sorprendente talento en matemáticas. Ganó un intercolegial de matemáticas. Solo necesita una empresa que le dé una oportunidad real”, afirma Avellán.

Dados sus logros, más de 50 niños siguen en lista de espera por ingresar a la Fundación. “No es que no queramos recibirlos, es que tenemos una vara muy alta. Nuestros niños cuestan porque merecen calidad”, recalca. Y agrega: “Los niños con autismo no están en su mundo. Están en el nuestro. Los que tenemos que educarnos para incluirlos somos nosotros”.

Es por eso que las donaciones se hacen tan imprescindibles, por lo que pueden realizarse desde la página web www.caminaconmigoec.org, redes sociales, o mediante aportes mensuales desde 5 dólares. “Con un pequeño aporte, puedes cambiarle la vida a un niño”, concluye.

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