Estilo de Vida

Tercer día de la Novena de Navidad 2024: José, no amemos de palabras sino de obras (Mt 1,18-25)

En este tercer día de la Novena de Navidad nos encontramos con un personaje fundamental: San José.

Tercer día de la Novena de Navidad 2024
Tercer día de la Novena de Navidad 2024 (Cortesía)

En este tercer día de la Novena de Navidad nos encontramos con un personaje fundamental: San José. Él, fiel a la misión que el Señor le ha confiado, nos demuestra con su vida la importancia de no amar solamente de palabras sino con las obras. Aunque los evangelios no mencionan ninguna palabra pronunciada por José, su manera de actuar y su proceder nos hablan de su coherencia.

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Iniciamos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Palabra de Dios

Mt 1,18-25

Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa. Y sin que él hubiera tenido relaciones con ella, María dio a luz un hijo y él le puso por nombre Jesús.

Palabra del Señor.

Reflexión

José “soñador de Dios”, es el hombre que soñando descubre la voluntad de Él en su vida. El Evangelio nos dice que, “Cuando José despertó del sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor...”.

Nos deberíamos preguntar sobre qué soñamos nosotros y si al “despertarnos”, nos ponemos en actitud de hacer lo que Dios nos pide o simplemente hacemos lo que hemos planeado sin contar la voz de Dios y sus planes.

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La pregunta clave es, si nuestros sueños, ¿Nos alejan de los demás, nos impiden ver los rostros de pobreza, miseria, abandono, tristeza y soledad que hay a nuestro alrededor y nos llevan simplemente a la indiferencia?

El Papa Francisco es claro cuando afirma que, “La pobreza es una actitud del corazón que nos impide considerar el dinero, la carrera, el lujo, como objetivo de vida y condición para la felicidad”. No soñemos con una felicidad equivocada, no soñemos con cosas materiales que al final nos dejan con las manos vacías, el corazón duro y crean muros.

Estamos llamados, en esta Navidad, de manera especial, a hacer vida esos “sueños de Dios” para los demás. Que nuestra actitud sea como la de José, una actitud de acoger al otro, al más necesitado y abrir el corazón a todos.

Peticiones

Nos unimos para presentar nuestra súplica confiada ante el Señor y por mediación de San José digamos: Señor, enséñanos a amar no solo de palabras sino de obras.

  • Te pedimos Señor por todos los padres de familia, por los que han asumido esta tarea con amor y también por aquellos que han olvidado su misión. Dales a todos la gracia de alegrarse con el don de la paternidad y ver en San José un ejemplo de responsabilidad. OREMOS.
  • Ayúdanos Señor a reconocer que no podemos hacer que nuestra felicidad dependa de los bienes pasajeros, sino más bien tu Palabra nos lleve a descubrir la fuente que nutre nuestra existencia. OREMOS.
  • Danos Señor la gracia de ser coherentes con lo que predicamos y con la fe que profesamos, que nuestro amor hacia los demás vaya más allá de las palabras que proclamamos y que lo sustentemos con nuestras obras. OREMOS.
  • Por todos los niños que no tienen una presencia paterna en sus vidas para que el amor de sus madres y el sacrificio que hacen por ellos, sea siempre la mejor referencia para sus vidas. OREMOS.

(Se pueden añadir algunas peticiones)

Padre Nuestro, Ave María y Gloria

Bendición

Que, al finalizar este Tercer día de la Novena de Navidad podamos acogernos bajo la intercesión amorosa de San José y que su presencia nos motive a amar no solamente con lo que decimos sino con lo que hacemos.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

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