En 2012, se conoció la historia del campesino, Léider Correa Cobo, quien fue capturado y condenado en febrero de ese año, por robarse un cubo de caldo de gallina. El hecho generó indignación entre la opinión pública y luego de una audiencia con el juzgado séptimo penal municipal de Cali, quedó en libertad. Esto, tras llegar a un acuerdo en el que tenía que pagar una cuantía establecida por el almacén de cadena. Este caso no es el primero que se documentó en el país y ahora un nuevo hecho ha generado conversación por la manera similar en que se tratan este tipo de delitos.
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Mujer fue condenada a 14 años de prisión por no pagar un pollo asado
Un nuevo hecho ha generado indignación en redes sociales y que tiene como protagonista a una mujer de 52 años. Su nombre es Sandra del Pilar y en entrevista con CityTv contó su historia y el porqué está privada de su libertad.
Hace cuatro años, Sandra contó que recibió una llamada del colegio de su hijo donde le advertían que se había desmayado. “Yo sabía por qué era. Era por hambre“. Por eso, dice, fue a comprar un pollo asado que no habría pagado y cuando iba a salir del establecimiento, los guardas de seguridad la abordaron y llamaron a la Policía. “Me dicen que tengo que ir a la Unidad de Paloquemao”.
Allí no permaneció por mucho tiempo y una vez salió de la Unidad de Reacción Inmediata, su situación económica volvió a mejorarse gracias a la venta de fritos y otras actividades que poco a poco cubrían sus gastos. “Me empecé a dar a conocer por todo Mazúren. Vendía desayunos, almuerzos, lasañas en mi casa, arreglaba fiestas de quince, de todo. Qué no hacía”.
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Sin embargo, en un altercado personal que tuvo, las autoridades fueron alertadas y tras su arribo, la requirieron con su cédula. “Me dicen, póngase otro saco y unos zapatos porque nos vamos. Tienen un llamado de 13 años y 8 meses”. ¿El delito imputado? Utilización de menores para cometer hurto.
Su viacrucis, no solo lo vive en carne propia, sino también la angustia de su pareja, pues también fue condenado por el mismo hecho y está recluido en la cárcel La Picota, a quien puede visitarlo una vez al mes por 50 minutos. “Si él sale vivo es un milagro. Si logramos pasar esto juntos, es un milagro”.
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“No va a pasar ni un solo día de que no luche por mi libertad”
Sandra del Pilar contó entre llanto su anhelo de salir de la cárcel “y empezar otra vez la vida”. Durante estos cuatro años, se ha desempeñado como profesora y actualmente es representante de Derechos Humanos.
Su hijo, que actualmente tiene 17 años, le dice que la extraña, por lo que para ella es su motivación más grande en recobrar algún día, no lejano, su libertad. “No va a pasar ni un solo día de que no luche por mi libertad. No se me hace justo que esté aquí”.