No cabe duda que todas las mujeres en alguna etapa de sus vidas sufrirán por los fuertes dolores ocasionados por el ciclo menstrual, bien sea al momento de su desarrollo o en los días previos a la presencia del inevitable sangrado. Sin embargo, hay un cierto sector de la sociedad femenina que vive el problema como mucha más intensidad y efectos negativos debido a un síndrome premenstrual, muchas veces con niveles de gravedad.
El trastorno disfórico premenstrual (TDPM) es un tipo mucho más grave, pero menos común al síndrome premenstrual (SPM) que puede ser difícil de diagnosticar. Sus síntomas tienen que ver mucho con alteraciones psicológicas como episodios de irritabilidad, desesperación, ansiedad, cambios en el apetito, letargo, problemas para dormir, hinchazón y dolor de cabeza.
Según Crystal Edler Schiller, profesora adjunta de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte y directora adjunta de terapia conductual y ciencias reproductivas en el Centro de Trastornos del Estado de Ánimo de la Mujer, el gran problema muchas veces es que dichas señales son confundidas con otros problemas de la salud como la tiroides, depresión o trastorno bipolar, situación que hace que muchas personas al no acudir a los especialistas, determinen un errado diagnóstico y con ello, una incorrecta medida para atacar la afección.
Trastorno disfórico premenstrual
Schiller indica que las primeras señales de la patología se producen durante las dos semanas previas a la llegada de la menstruación y dura luego de su comienzo. “Puedes pasar de sentirte como siempre a sentirte como si estuvieras mudando de piel, incómoda, irritable, sin poder funcionar con normalidad en situaciones sociales, en el trabajo y en casa. Cuando está en su punto más grave, puede ser muy debilitante”, indica la especialista.
El diagnóstico de esta atípica afección no es tan sencillo y para poder determinar su presencia se necesita la alianza de una ginecoobstetra y un psiquiatra para hacer un seguimiento y evaluar tus síntomas a diario durante dos o tres meses.
Al confirmar la presencia del TDPM, es cuando se puede comenzar a pensar en los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), muy utilizados para tratamientos de depresión y la ansiedad. Estas son algunas de las primeras opciones que sugieren Crystal Edler Schiller y otros de sus colegas.
También para su tratamiento puede funcionar los anticonceptivos orales que contienen estrógenos y progesterona sintética que alivian los síntomas, al igual que la terapia cognitivo-conductual, calcio y cambios en el estilo de vida para darle prioridad al ejercicio, mantener un horario de sueño constante y reducir el estrés en la medida de lo posible durante las semanas previas a la menstruación.