Estilo de Vida

Sexualidad: un tema para conversar con tu hijo

A partir de los cuatro años niños y niñas empiezan a comprender las diferencias físicas entre ellos.

Las conversaciones deben estar basadas en la verdad. Nada de historias de cigüeñas. Foto: Stock.

Sin duda los niños crecen y con ellos también evolucionan su intelecto y su físico, y se acrecienta su curiosidad. Una etapa clave del desarrollo tiene que ver con el descubrimiento de su sexualidad y el deseo de responder una cantidad de interrogantes que antes no había tenido.

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La curiosidad y el asombro es normal en los niños. Foto: bing.com/images.

Cuando esto ocurre, los padres deben estar preparados para afrontar y responder a las preguntas que lógicamente surgirán.

¿Por qué somos distintos?, ¿Qué sale de ahí?, ¿Por qué ella no tiene pipí?, ¿Cuál es la diferencia? Siempre es importante aclarar las dudas del infante, sin necesidad de inventar historias. Simplemente adaptar la verdad a un lenguaje claro y comprensible para el niño.

De 5 a 6 años niños y niñas se enfocan en cosas distintas

En función del contenido, de la publicación Vecino Saludable, “es común que las niñas digan que los niños son ruidosos y que actúan como bebés y los varones se jacten de que no juegan con niñas porque son unas bobas mientras los padres se pregunta… ¿De dónde saca esas cosas? Pero, a pesar de ello, sí existe la curiosidad del uno por el otro”.

“La responsabilidad de los padres es hacer que los niños sepan que pueden contar y preguntar cualquier cosa que quieran saber y, al mismo tiempo, evitar explicar demasiado, hasta el punto de que prefieren no preguntar”, acotan en el citado medio.

Preguntas sobre reproducción

El niño desde pequeño comienza a indagar pero después de los 6 años se vuelve más curioso. Foto: bing.com/images.

Los niños entre los 3 y 6 años hacen preguntas en el lenguaje que tienen a su disposición, tales como: ¿Por qué papá no tiene senos?, ¿Para qué sirve el ombligo?, ¿Qué es esa bolsa que tengo debajo de mi pene?, ¿Por qué está mi pene cubierto de piel?

  • No es necesario que los padres entren en explicaciones complejas. Bastará mirar al niño a los ojos y ver la expresión de su cara para saber si han exagerado la explicación.
  • Es posible que las preguntas de sus hijos los sorprendan. Podrían mantener siempre una comunicación franca y directa si saben escucharlos y darles respuestas sencillas.
  • Cada pregunta es una ventana que permite detectar lo que el niño piensa y es una oportunidad para que éste se sienta seguro de que puede confiar en sus padres a futuro.

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