La trampa de la media naranja: adiós al príncipe azul o a la princesa abnegada

Los expertos sugieren no esperar a nadie para que venga a completarnos.

“El amor puede ser, a veces, mágico. Pero la magia es, a menudo, solo una ilusión”. Eso dice Steve Javan Jones (autor del camino menos transitado) y lo cita el terapeuta Sergio Sinay. Pero, en realidad ¿Qué significa dicha frase?

La famosa magia del amor ha dejado, a lo largo de la historia, una larga lista de heridos emocionales que luego andan por el mundo con el corazón cruzado con cicatrices que suelen doler de por vida.

Sinay aconseja que, si aprendemos a valorarnos por lo que somos, si tomamos las riendas de nuestra vida sin esperar que otro venga a completarnos, podremos disfrutar al fin de una relación auténtica y plena.

Enamoramiento no es amor

El enamoramiento es atracción instantánea, exaltación, pura sensación (aquel hormigueo en el pecho, la garganta que se cierra, la convicción de que estás volando). Y es, también, puro desconocimiento.

Te enamoras de alguien en la que ves alguno o algunos de los atributos de tu hombre o mujer ideal. Esa persona con la que has soñado siempre, no importa que le falten muchas otras condiciones, las completas con tu imaginación, con tu deseo, con tus ganas y voluntad de encontrar a tu media naranja.

Mientras tanto, el amor significa autonomía, libertad, crecimiento, no dependencia, es decir, no tienes que esperar a ningún príncipe azul o princesa abnegada que venga a salvarte, servirte o completarte.

El amor se cuece a fuego lento. Empiezas a conocer de verdad a la otra persona. No es que no tenga los atributos que le viste y te enamoraron. Pero había más, bastante más, y a medida que la vas conociendo, puede ocurrir que te desencantes, te sorprendas, te llenes de intriga o que te alcance un nuevo e inesperado entusiasmo.

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