Si hay algo complicado en la vida son las relaciones de pareja. Tomemos en cuenta que son dos personas que vienen de hogares distintos, lo cual implica que tuvieron distintas crianzas y aprendizajes.
Es por ello que expertos en salud mental se han abocado a la tarea de estudiar estas interacciones y tratar de minimizar los conflictos que puedan surgir.
A continuación, presentamos 5 recomendaciones ofrecidas por la revista de psicología positiva “Mente Sana”, cuyo editor es el reconocido médico argentino Jorge Bucay.
Habla en primera persona
Expresa lo que te molesta de la situación. Habla de ti y no de lo que hace o tendría que hacer el otro: “Siento mucha rabia cuando…” o “Para mí es importante que…”. Usa un lenguaje claro, directo y concreto, y no aproveches para hacer recriminaciones ni quejarte de otras cosas.
Haz una petición de cambio
Ponte en el lugar del otro: “Entiendo que te puede resultar difícil porque no estás acostumbrado, pero me gustaría pedirte que…”. Le será más fácil acceder a lo que pides si percibe una actitud empática y se siente tenido en cuenta.
Escucha sin defenderte
Ten una actitud receptiva y de apertura. Saber escuchar también es saber recibir lo desagradable o molesto sin que se tambalee nuestro suelo. Si yo siento que con tus palabras se mueven mis cimientos, seguramente me voy a defender, sin embargo, sí sé que estoy escuchando una información que tú me das para que nos entendamos mejor, podré quedarme con ella.
Interésate por tus emociones
“Me gustaría saber cómo te sientes con lo que te estoy diciendo”. Atender a las emociones, expresándolas y escuchándolas, ayuda a resolver el conflicto. En lugar de dar por sentado el impacto que suponen nuestras palabras en el otro, es mejor preguntarle.
Dialoga y negocia
¿Qué está dispuesto a hacer cada uno para llegar a u acuerdo? Si somos flexibles, casi siempre se puede llegar a una solución adecuada para las dos partes. Decide qué quieres aportar.