Todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos puesto como meta de inicio de nuevo año adelgazar, tener un cuerpazo, hacer ejercicio o iniciar una vida saludable. Sin embargo, no siempre se cumple ya que lo vamos postergando con la trillada frase: “El lunes empiezo... (la dieta o el gimnasio”. Creemos que por ser el primer día de la semana lo vamos a lograr y el que sí quiere hacerlo de verdad no mira qué día es. Lo que realmente sucede es que procrastinamos y aquí te explicamos por qué lo hacemos.
Comencemos por el inicio. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) procrastinar significa: diferir, aplazar. No se trata de un trastorno reconocido como tal pero los psicólogos la catalogan como el “síndrome del estudiante”. Es solo una tentación de dejar las tareas para otro momento, en la cual la mayoría de las personas caen.
“Las personas que procrastinan en cuanto a la dieta y el ejercicio lo hacen porque temen a que les vaya a salir mal esa meta que tienen. Piscológicamente es un mecanismo de defensa. Quiere decir que se activa una parte en el cerebro para decir ‘lo hago después’ pero en realidad es una manera de entender internamente que no va a resultar porque en ocasiones anteriores no ha salido bien y creemos que volverá a suceder”. Es la explicación a este diario de la psicóloga clínica, Ana Lucía Carrión.
Lo malo del asunto es que la persona posiblemente desarrolle un trastorno de depresión o ansiedad generalizada y hasta los pacientes con Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) pueden agudizar su sintomatología ya que suelen realizar rituales antes de actuar en la vida cotidiana.
“Si un paciente quiere afrontar un patrón comportamental, el hecho de procrastinar le va a generar mucha angustia ya que llega un punto en que la mente le juega una mala pasada y le dice ‘no vas a poder lograrlo’”, menciona la especialista.
Además, cuando procrastinar es recurrente diferimos nuestras obligaciones, necesidades o acciones por otras actividades irrelevantes y este mal hábito puede convertirse en un trastorno del comportamiento que nos impide alcanzar nuestras metas.
La procrastinación se asocia a nuestro estado de ánimo
Ambos descubrieron que la procrastinación se entiende como “la primacía de la reparación del estado de ánimo a corto plazo… por encima del objetivo de las acciones planeadas a un plazo más largo”. Significa que es centrarse más en “la urgencia inmediata de administrar los estados de ánimo negativos” que en dedicarse a la tarea, según Sirois.
“Si tiene que ver con el estado de ánimo y sobre todo con personas bipolares. Más que todo es el resultado de un efecto que hayamos tenido anteriormente”, aportó.
Recomendaciones para no dejar la dieta y el ejercicio “para el lunes”
La doctora Carrión recomienda siempre colocar esa meta en una especie de ye (Y) mental. En un lado establecer que la dieta y el ejercicio sí va a resultar un éxito y en el otro extremo que posiblemente no va a funcionar como se planea. Lo más importante es generar un proceso de aceptación de que algo puede salir mal.
“Aceptar que algo podría salir mal es prevención de la salud mental. No todas las cosas que hacemos van a salir bien y debemos tener la conciencia de ello. Por diferentes situaciones no todo se puede lograr en el momento en que deseamos y hay que tenerlo claro. Tampoco se trata de ser negativo; en lo absoluto pero hay que ser realista y poner los pies sobre la Tierra”, aconsejó la especialista.
Agrega que parte de la prevención de la salud mental es estar claro que cualquier escenario se puede da. En el caso de la dieta y el ejercicio, aún más ya que el cerebro podría generar un proceso ansioso en el caso que no salga el plan como se desea.
- Ponerse en acción de inmediato. Sin pensarlo, levántate y hazlo. La idea es comenzar de forma progresiva y no rutinas de ejercicio tan largas ni dietas estrictas. 20 minutos al día, tres veces por semana e iniciar por eliminar ciertos alimentos es un gran paso.
- Enfoque. Fijar la mirada en la meta una vez que esté definida. Lo importante, como sugiere la especialista, es colocarse metas realistas y que se tenga la conciencia que se pueden cumplir.
- Celebra cada logro. Así como los niños, puedes premiarte cada logro. Halágate, apláudete y piensa positivo. Recuerda que el mejor motivar es uno mismo.