Tras la muerte del Papa Francisco, la atención del mundo no solo se ha centrado en los rituales religiosos que acompañan su despedida, sino también en la familia que deja atrás.
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Aunque gran parte de la vida del Sumo Pontífice estuvo marcada por la discreción sobre sus vínculos familiares, algunos parientes han dado un paso al frente para representar al linaje Bergoglio en este momento histórico.
María Elena Bergoglio es la única hermana sobreviviente del Papa Francisco, residiendo en el Gran Buenos Aires, Argentina. Nacida como una de los cinco hijos de Mario José Bergoglio y María Regina Sívori, María Elena, a pesar de enfrentar problemas de salud y estar bajo el cuidado de monjas, mantenía un vínculo cercano con su hermano.
Jorge Ernesto Bergoglio, primo del Papa, es uno de los miembros más visibles de la familia y fue quien confirmó públicamente que dos sobrinos del Pontífice se trasladaron a Roma para asistir a las exequias. Entre ellos está Matías, nieto de Jorge Ernesto, quien actualmente reside en Italia y se dedica al fútbol. Aunque no se reveló el nombre del segundo sobrino, se sabe que viajó acompañado de su esposa.
Mauro Bergoglio, sobrino del papa, también viajará al Vaticano gracias a una agencia de viajes que le concedió los pasajes para que pueda dar el último adiós a su tío.
Ambos representarán a la extensa familia Bergoglio, principalmente asentada en la provincia de Córdoba, Argentina, donde muchos todavía conservan un bajo perfil, respetando la privacidad que siempre caracterizó al Papa.
Jorge Ernesto, quien mantiene una relación cercana con el entorno vaticano, tenía previsto visitar al Papa en junio, antes de su fallecimiento. «Ya tenía pasaje para ir a verlo el 14 o 15 de junio», comentó en una entrevista, revelando el profundo impacto que causó la noticia en su círculo familiar.
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En 2014, Jorge visitó al Papa junto a sus tres hijos, experiencia que recuerda con emoción. “Fuimos recibidos en una misa privada y luego desayunamos con él en Santa Marta. Fue un momento que guardamos en el corazón”, relató.
Aunque se desconoce el número exacto de familiares vivos, lo cierto es que el legado de Jorge Mario Bergoglio, más allá del Vaticano, perdura en su familia argentina. Son ellos quienes hoy mantienen viva su memoria, desde la discreción que él tanto valoró, pero también desde el afecto genuino que solo el círculo íntimo puede expresar.
