Bonnie Spence, una niña de cinco años originaria de Oswaldtwistle, Inglaterra, fue diagnosticada con un cáncer infantil raro y agresivo en etapa cuatro: el sarcoma rabdoide.
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Esta enfermedad poco común suele atacar el tejido blando, riñones, hígado o nervios periféricos, y es especialmente devastadora en pacientes pediátricos.
Primeros síntomas de un cáncer infantil: dolor en el brazo
Todo comenzó cuando Bonnie empezó a experimentar un dolor intenso e inflamación en su brazo izquierdo. Sus padres, preocupados por una posible fractura, acudieron de inmediato al centro médico más cercano. Sin embargo, los médicos diagnosticaron un posible esguince y enviaron a la niña a casa con un cabestrillo.

Búsqueda desesperada de un diagnóstico correcto
En los días siguientes, la madre de Bonnie, Zoe Spence, notó que el bulto en el brazo de su hija seguía creciendo y provocando un dolor insoportable. Alarmados por la situación, los padres consultaron a varios especialistas en diferentes hospitales, pero durante dos meses no recibieron un diagnóstico claro.
Finalmente, Zoe decidió conducir varias horas hasta el Royal Victoria Hospital con la esperanza de obtener respuestas. Allí, los médicos detectaron un tumor de rápido crecimiento, y tras realizar exámenes más profundos, confirmaron el diagnóstico: sarcoma rabdoide etapa 4.
Consecuencias del cáncer: amputación del brazo izquierdo
El tumor había aumentado la presión en el músculo del brazo, provocando síndrome compartimental, una afección que limita el flujo sanguíneo y puede causar pérdida de sensibilidad. Ante el riesgo de complicaciones mayores, los médicos solicitaron autorización para realizar una amputación del brazo izquierdo de Bonnie.
Aunque la cirugía fue exitosa, días después los médicos informaron a la familia que el cáncer se había propagado a los pulmones, reduciendo drásticamente las expectativas de vida de la menor.
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Quimioterapia y últimos meses de vida
Actualmente, Bonnie se encuentra en tratamiento con quimioterapia paliativa. Sin embargo, los médicos estiman que al llegar a la semana 28, el tratamiento ya no será efectivo. Ante este pronóstico devastador, sus padres han decidido aprovechar al máximo cada momento con su hija.