La inconfundible reina de la prensa rosa ecuatoriana, Marian Sabaté, volvió a encender la polémica y dejar boquiabierto a más de uno con sus recientes declaraciones. Fiel a su estilo directo y sin filtros, la diva de la farándula reveló en el programa “Los Hackers” una idea, cuanto menos, peculiar para su despedida final: un funeral con marcas auspiciantes, música a todo volumen, tragos y una variedad de elementos festivos.
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“Para mi funeral visualizo un evento que refleje mi vida: vibrante y, por qué no, con el sello de mis auspiciantes queridos. Me encantaría que haya una atmósfera festiva, con buena música para recordar los buenos momentos y, por supuesto, que no falten unos brindis para celebrar el camino recorrido”, dijo Marián.
Las explosivas declaraciones surgieron en medio de una conversación sobre la temática de su próximo cumpleaños, que, según la propia Marián, también tendría un aire fúnebre, pero con un toque de celebración.
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¿Se trata de un simple arrebato de la irreverente Sabaté, o estas reflexiones podrían ser un indicio de que la icónica presentadora estaría atravesando un momento personal delicado, quizás lidiando con estrés o incluso depresión?

La interrogante ha resonado con fuerza en los círculos del showbiz y entre sus miles de seguidores.
Marian Sabaté, con una trayectoria televisiva que supera las tres décadas, ha sido una figura omnipresente en la pantalla chica ecuatoriana.
Su nombre es sinónimo de programas de farándula y espectáculos, donde su estilo incisivo y su manejo de la información la catapultaron a la cima. No es un secreto que, durante su época dorada, se rumoreaba que Marián era una de las periodistas mejor pagadas del medio, un reconocimiento a su innegable arrastre y capacidad para generar titulares.
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Madre de dos hijos, la vida sentimental de Marián también ha sido objeto de constante atención mediática, marcada por relaciones amorosas fallidas que no han escapado al ojo público. Esta exposición constante, sumada a la presión de mantenerse relevante en un mundo del espectáculo en constante cambio, podría haber dejado su huella en la carismática presentadora.

La idea de un funeral con auspiciantes y elementos festivos ha generado una ola de reacciones encontradas. Algunos ven en esta propuesta una muestra más del espíritu transgresor y único de Marián, una forma de desafiar las convenciones sociales incluso en el momento de la partida. Otros, sin embargo, han expresado su preocupación, interpretando estas declaraciones como una posible señal de un estado anímico vulnerable.
¿Está Marián Sabaté simplemente siendo fiel a su personalidad extrovertida y buscando dejar una huella imborrable incluso en su adiós? ¿O estas inusuales reflexiones son un grito silencioso que merece una atención más profunda? Solo el tiempo lo dirá. Lo cierto es que, una vez más, Marián Sabaté ha logrado captar la atención de todos, demostrando que su reinado en la prensa rosa, lejos de desvanecerse, sigue más vigente que nunca, incluso al hablar de un tema tan trascendental como la muerte.