En 1647, Inglaterra vivió un periodo singular cuando la Navidad fue prohibida por orden del parlamento puritano.
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La medida generó motines, siendo uno de los más destacados el de Canterbury, donde los ciudadanos atacaron al alcalde William Bridge por intentar arrestar a un dueño de tienda que cerraba su local durante el día festivo.
Este evento marcó el inicio de una serie de revueltas por toda Inglaterra, con disturbios en varias ciudades como Norwich e Ipswich.
Los Puritanos y su Visión de la Navidad
Los puritanos, que aspiraban a “purificar” la iglesia anglicana, veían las celebraciones navideñas como una fiesta de excesos y vicios. Para ellos, la Navidad era una celebración pagana, repleta de costumbres que no se alineaban con sus estrictos principios religiosos.
Además, la Biblia no mencionaba la Navidad ni establecía la necesidad de su celebración, lo que alimentaba aún más su desaprobación hacia la festividad.
La Caída de la Monarquía y el Auge del Puritanismo
Bajo el reinado de Carlos I, la Navidad continuó siendo un periodo de descontrol, especialmente en la corte real, que celebraba grandes fiestas.
Sin embargo, tras la Guerra Civil de 1642, y la victoria de los parlamentarios, los puritanos tomaron control del gobierno y extendieron la prohibición.
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El 25 de diciembre dejó de ser considerado un día festivo, y las iglesias se cerraron para impedir los servicios religiosos.
El Renacimiento de la Navidad
La Navidad fue ilegalizada hasta 1660 pero con la restauración de la monarquía bajo Carlos II, la festividad fue reintegrada con gran entusiasmo.
Las celebraciones familiares volvieron a la vida, las iglesias se decoraron y las tradiciones de banquetes y juegos fueron restauradas. El regreso de la Navidad reflejó el deseo de la sociedad inglesa por recuperar una festividad que había sido el centro de la cultura popular durante siglos.
Hoy en día, la Navidad es una de las tradiciones más esperadas y celebradas en el Reino Unido, especialmente en Londres. La ciudad se transforma en un espectáculo deslumbrante con miles de luces decorando sus calles, mientras desfiles y eventos festivos atraen a miles de visitantes.
