Con una masa aproximadamente 330 mil veces mayor que nuestro planeta, el Sol es una estrella ubicada en el centro de nuestro sistema solar, una fuente inagotable de luz para la Tierra y que a la vez proporciona el calor necesario para el desarrollo de procesos biológicos. Su brillo se debe a las reacciones que ocurren en sus núcleo, donde el hidrógeno se convierte en helio liberando enormes cantidades de energía. Pero, ¿qué pasaría si un día sólo explota de un momento a otro?
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Un reciente estudio de la Universidad de Warwick justamente se refiere a esta hipótesis, revelando un escenario escalofriante sobre el futuro lejano de nuestro planeta. Y es que según estos expertos, el fin del mundo ya tiene fecha.
¿El fin del mundo llegará por una explosión solar?
Actualmente el Sol se encuentra aproximadamente en la mitad de su ciclo de vida, con unos 4.500 millones años de edad. Y es por eso que, según los expertos, el final de nuestros días estaría previsto para dentro de unos 5.000 millones de años, cuando el Sol agote su combustible nuclear y se expanda hasta convertirse en una gigante roja.
De acuerdo a la NASA, al finalizar su existencia el Sol experimentará una expansión masiva, aumentando su tamaño hasta cientos de veces el actual. Durante esta fase de gigante roja, se espera que el Sol sea enormemente grande, pero significativamente más frío.
Este fenómeno evidentemente tendría consecuencias catastróficas para la Tierra. De partida, se anticipa que la gravedad intensificada del Sol en expansión podría atraer a nuestro planeta hacia él, aunque existe una ligera posibilidad de que el planeta logre escapar de ser engullido. Sin embargo, incluso si la Tierra evitara la colisión directa, la vida en el planeta sería absolutamente insostenible debido a la extrema radiación y las elevadas temperaturas.
Muchos años más tarde, después de su etapa como gigante roja, se espera que el Sol colapse en una enana blanca, perdiendo la capacidad de sostener cualquier forma de vida en sus proximidades. Este sería el evento que marcará el fin definitivo del sistema solar tal y como lo conocemos.
Y claro, este destino parece inevitable, aunque la humanidad tiene mucho tiempo para prepararse para ello. De hecho, tal vez en 5.000 millones de años más estemos viviendo en otros sistemas solares, escapando así de este final apocalíptico.