Jorge Reinoso, un hincha ecuatoriano de corazón, jamás imaginó que sus hijas le darían el regalo de su vida. Originario de Quito, este padre de familia recibió un presente que transformó un Día del Padre en una experiencia inolvidable: acompañar a la selección ecuatoriana en la Copa América 2024. A sus 64 años, Jorge vivió una aventura que reflejó la esencia de la pasión y el amor por el fútbol. También se considera un liguista de corazón y acompaña al equipo azucena siempre.
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El viaje comenzó en el emblemático estadio Levi’s de Santa Clara, California. Aquí, Jorge presenció el primer partido de la fase de grupos, Ecuador jugó contra la Vinotinto de Venezuela, vibrando con cada jugada y alentando a la Tri desde las gradas. “Sentir la energía del estadio, rodeado de compatriotas, fue indescriptible. Cada gol, cada jugada, todo se vivía con una intensidad única”, cuenta emocionado.
La segunda parada fue el imponente estadio Allegiant de Las Vegas. La ciudad del entretenimiento se convirtió en el epicentro de la emoción futbolística para Jorge. “Ver a nuestra selección jugar contra Jamaica y en un lugar tan icónico como Las Vegas fue un sueño. La atmósfera era electrizante, y cada cántico resonaba con más fuerza”, relata.
Finalmente, el viaje culminó en el estadio State Farm de Arizona. Aquí, Jorge pudo cerrar con broche de oro su travesía, acompañando a la Tri en su último partido de la fase de grupos frente a México. “Este viaje no solo fue un regalo de Día del Padre, sino también un adelanto perfecto para mi cumpleaños número 65 en agosto. Me llevo recuerdos imborrables y el orgullo de haber alentado a nuestra selección en cada paso del camino”, dice con una sonrisa.
Jorge regresa a Ecuador con el corazón lleno de gratitud y alegría. Este viaje no solo reafirmó su amor por el fútbol, sino que también le permitió compartir momentos inolvidables gracias a sus hijas y las vivencias con los compatriotas.
“Nunca olvidaré esta experiencia. Me siento afortunado de haber vivido algo tan especial a mi edad. Este viaje quedará en mi memoria como uno de los mejores momentos de mi vida”, concluye.
La historia de Jorge es un testimonio de la pasión que el fútbol puede despertar y cómo un regalo pensado con amor puede transformar vidas.
Su viaje, lleno de emoción y fervor, es un recordatorio de que la verdadera felicidad se encuentra en los momentos compartidos y en las experiencias vividas con intensidad.