Desde que separó de Sebastián Caicedo, Carmen Villalobos ha sorprendido a los fans con su nueva vida al lado de Frederik Oldenburg. A pesar de que la ruptura con el actor no fue fácil, la actriz no se cerró al amor y fue así como llegó el conductor a su vida.
Aunque nunca habló de lo que la llevó a terminar con Caicedo e incluso le tomó tiempo confirmar la crisis por la que atravesaban, muchos señalaron que ambos dejaron de estar en el mismo canal y que ya no tenían los mismos objetivos.
Fue en julio de 2022 que finalmente la propia actriz declaró en sus redes sociales. “Tomamos la decisión de separarnos después de 13 años de relación, y después de hablarlo y meditarlo muchísimo entendimos que es momento de tomar caminos diferentes”.
Para algunas, volver a empezar parece algo impensable pero si algo ha demostrado Carmen Villalobos es que siempre puedes rehacer tu vida porque no tienes por qué guardar luto por ningún ex.
Un nuevo comienzo para Carmen Villalobos
Las mujeres ya no buscamos sólo una pareja que sea atractiva o que nos haga sentir mariposas en el estómago. Queremos (y merecemos) estar con alguien que nos complemente y que nos de estabilidad, una persona con inteligencia emocional para resolver problemas y establecer metas en conjunto.
Mientras que algunos criticaron a Villalobos por superar demasiado rápido a Caicedo, otros aplaudieron que eso le permitió encontrar al indicado.
Y es que una de las razones por las que muchas parejas fallan es por la falta de responsabilidad afectiva, algo que hace que los conflictos se agranden por los intereses individuales en lugar de ser resueltos en conjunto. Pero, ¿qué significa tener responsabilidad afectiva y por qué es tan importante?
Tener responsabilidad afectiva se trata de valorar los sentimientos de otra persona. Esto no implica anteponer constantemente las necesidades de los demás a las nuestras, sino construir relaciones respetuosas y más transparentes, lo que nos lleva a tener más empatía con las personas que nos rodean.
Para esto es necesario establecer una comunicación asertiva y compromiso de ambas partes. Es de suma importancia hablar con el otro de nuestros sentimientos sobre un determinado problema o situación, hacer preguntas, tener conversaciones incómodas y no culpar al otro de lo que nos pasa.
La responsabilidad afectiva nos ayuda a dejar de lidiar con los problemas culpando. Es lo que permite asumir los errores propios para trabajar en ellos y así transformar los conflictos en una oportunidad para acercarnos y comprendernos mejor, desde una posición más sensible.