Recomendaciones para evitar enfermedades en las venas

Ropa holgada y evitar el sedentarismo es fundamental para atacar la problemática

Cuando se inflama o duelen las venas, no te descuides y acude de inmediato a un especialista porque posiblemente la afección sea más seria de lo que parece y puede ser un aviso de algo grave. Uno de los trastornos más común cuando se presenta la problemática son por las várices.

También puede ser el caso de la flebitis, que se produce cuando se inflama una vena por lo normal en una pierna. Existen dos tipos: la superficial y la trombosis venosa profunda, generada en los tejidos bajo la piel. Esta problemática de la insuficiencia venosa crónica es más frecuente en mujeres que en hombres.

Con respecto a la superficial, suele ser una dolencia benigna y presenta buen pronóstico, sin embargo, la trombosis venenosa profunda puede llegar a ser un problema grave porque existe riesgo de que se produzca una embolia pulmonar generada por un coágulo de sangre que transita por los vasos sanguíneos.

Flebitis y tromboflebitis

La diferencia más marcada entre las dos enfermedades es que la flebitis se produce por la inflamación de la pared de la vena, mientras que la tromboflebitis es el mismo proceso, pero con la presencia de un trombo.

“La diferencia clínica es que cuando hay una flebitis la parte de la vena inflamada está roja, caliente y es muy dolorosa, y cuando hay un trombo está muy dura y muy dilatada”, así lo explica el doctor Santiago Díaz, miembro del grupo de Enfermedades Cardiovasculares de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc).

La trombosis venosa profunda se puede producir tras intervenciones quirúrgicas, enfermedades infecciosas y tumores y son más frecuentes a medida que se envejece, mientras que las trombosis venosas superficiales se producen, de forma mayoritaria, sobre varices previas.

Recomendaciones y tratamientos

· No utilizar ropa muy ajustada.

· No usar calzado muy plano sino con un pequeño taco.

· Tener una alimentación equilibrada.

· Evitar estar de pie durante largos períodos de tiempo, especialmente en lugares en los que haga mucho calor.

· Evitar estar sentado durante largo tiempo y, si hay que hacerlo, tener las piernas elevadas, levantarse de a ratos y mover los músculos.

· Dormir en camas articuladas o en las que la parte de los pies estén elevados para que los tobillos estén por encima de los muslos y del resto del cuerpo.

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