Parte de un ataúd con 800 años de antigüedad alojado en un museo de Essex (Reino Unido) se cayó y se rompió cuando una familia británica intentó colocar en su interior a su hijo para sacarle una fotografía, informe ‘The Telegraph’.
Las personas que causaron ese daño accidental fueron captadas por las cámaras de seguridad del lugar —que también registró el perjuicio que sufrió el féretro—, pero huyeron y no informaron del percance.
Los responsables del museo tendrán que dejar de exponer ese objeto de piedra arenisca que encontraron en un monasterio de la zona hace casi un siglo para evitar que sufra más desperfectos.
Se desconoce la sanción que sufrirán los protagonistas de esta historia.
Fuente: RT
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