El uso de nanopartículas activadas por luz, llamadas puntos cuánticos, ayudará a combatir bacterias que son resistentes a los antibióticos, según un estudio difundido este jueves 5 de octubre por expertos de la Universidad de Colorado (CU) en Boulder.
El estudio, publicado en la revista especializada Science Advances, afirma que el uso de los puntos cuánticos hará que conocidos patógenos, como E. coli y salmonella, dejen de resistirse a los antibióticos.
En pruebas de laboratorio, los investigadores de CU-Boulder introdujeron puntos cuánticos en «infecciones aisladas», activando o desactivando los puntos cuánticos por medio de distintas longitudes de onda de luz.
Al activarse, los puntos cuánticos liberan un superóxido, un compuesto químico que interfiere con el metabolismo de la bacteria. Al luchar contra el superóxido, la bacteria queda susceptible a los efectos de los antibióticos tradicionales.
Un estudio de enero de 2016 determinó que hasta el 92 % de las bacterias resistentes a antibióticos pueden ser eliminadas de esta manera.
«Hemos desarrollado un nocaut con dos golpes. La reacción natural de la bacteria de luchar (contra los puntos cuánticos) en realidad la deja vulnerable», afirmó Prashant Nagpal, profesor asistente en el Departamento de Ingeniería Química y Biológica de CU-Boulder y codirector de las investigaciones.
Según el reporte, los puntos cuánticos hacen que las bacterias se vuelvan 1.000 veces menos resistentes a los antibióticos y, por ser tan pequeños, pueden ayudar a destruir a las bacterias dentro de las células sin destruir las células afectadas por esas bacterias, algo que no se había logrado con los tratamientos disponibles hasta el momento.
El nuevo enfoque es necesario, puntualizó Nagpal, porque «las bacterias súper resistentes ya existen, especialmente en hospitales».
Este enfoque generaría grandes ahorros en cuidados médicos, ya que, según CU-Boulder, cada año se gastan en Estados Unidos unos 20.000 millones de dólares en tratamientos de infecciones causadas por patógenos resistentes a los antibióticos.
Además, el E. coli y la salmonella infectan a 2 millones de personas al año en Estados Unidos y causan la muerte de más de 23.000 personas.
Por su parte, la profesora Anushree Chatterjee, coautora del estudio, explicó que el nuevo desarrollo, que no ofrece efectos secundarios adversos, «ofrece una importante ventaja», la de poder modificarse y adaptarse «para combatir una amplia gama de infecciones».
A medida que esta tecnología progrese, su «enfoque adaptable y multifacético», según el centro, podría incorporarse a otras aplicaciones terapéuticas, como eventualmente combatir el cáncer o el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). EFE
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