Un nuevo estudio sobre el genoma de una mujer que vivió en Croacia hace 52.000 años sugiere una característica endogámica menor a la conocida y eleva levemente el componente neandertal de ADN que tiene el hombre moderno.
El estudio, del que se hace eco hoy la Asociación de EE.UU. para el Avance de la Ciencia, recoge las conclusiones del análisis de la secuencia de ADN de una mujer cuyos restos aparecieron en una cueva de Croacia y que ha sido catalogada como Vindija 33.19.
Las conclusiones del análisis indican que su genoma no tiene «patrones incestuosos» parecidos a los de otras secuencias de ADN encontrados en otro sujeto de Siberia, conocido como el Neandertal de Altai.
La información obtenida hasta ahora indicaba que los neandertales vivían en comunidades de cerca de 3.000 individuos, muchos de ellos medio hermanos, lo que sugiere a los científicos que se cruzaban entre los integrantes de una misma familia.
Pero el análisis de Vindija 33.19 no aporta datos en ese sentido, lo que sugiere que «la endogamia extrema entre los padres del Neandertal de Altai puede no haber estado presente entre todos los neandertales»
No obstante, «Vindija 33.19 parece compartir un antepasado materno con dos de los otros tres individuos de la cueva croata cuya secuencia genética fue obtenida», dice la nota de la asociación.
Recuerda que hasta ahora solo se había obtenido la secuencia de ADN de cinco neandertales, pero el caso del Neandertal de Altai es el que ha generado datos de alta calidad.
A ellos se une el caso de Vindija 33.19, de acuerdo con los datos del estudio hecho por el científico alemán Kay Prüfer y sus colegas.
El mismo estudio analiza las divergencias genéticas entre los neandertales, los denisovanos (especie homínida también extinta) y el hombre moderno, y revisa al alza el componente de ADN neandertal que transporta ahora el hombre moderno no africano.
Según estos datos de la secuencia genética de alta calidad, si la estimación anterior era del 1,5-2,1 %, ahora se sitúa entre 1,8 y 2,6 %. EFE
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