El calentamiento global está casi seguramente desacelerando la corriente termohalina en el Océano Atlántico, que ha bajado a su menor nivel en la historia, dice un nuevo estudio.
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La desaceleración de la circulación _una parte clave del clima de la Tierra_ había sido predicha por modelos de computadora, pero los investigadores dijeron el miércoles que ahora pueden observarla.
El fenómeno pudiera causar tormentas extremas en el Hemisferio Norte, especialmente en Europa, e incrementar el nivel de las aguas a lo largo de la costa este de Estados Unidos, dijeron.
La merma en la circulación también plantea la posibilidad de que se detenga por completo, lo que sería un peligroso “punto de inflexión”, de acuerdo con el estudio, publicado el miércoles en la revista Nature.
Esa situación fue la premisa de la película _científicamente incorrecta_ «El día después de mañana”, del 2004. Los autores del estudio dijeron que un colapso de esa naturaleza no sucedería sino hasta después de varias décadas, pero sería una catástrofe.
«Sabemos que existe un punto de inflexión en el que el actual sistema pudiera desaparecer”, dijo el coautor del estudio Stefan Rahmstorf, científico climatológico del Instituto Postdam para Estudios del Impacto del Clima, en Alemania. “No sabemos aún lo lejos o cerca que ese punto pudiera estar… es un territorio inexplorado”.
Algunos científicos expresaron escepticismo, y alegan que no hay suficientes datos.
La circulación termohalina en el Océano Atlántico es un importante flujo de agua oceánica y aire que influye en las condiciones climáticas.
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El agua cálida se desplaza al norte desde los trópicos por la Corriente del Golfo, a lo largo de la costa este estadounidense hasta el Atlántico Norte, donde se enfría, se hunde y regresa al sur. Mientras más rápido se desplaza, más agua pasa de la cálida superficie a las frías profundidades.
«Esa circulación distribuye el calor en nuestro planeta”, dijo el principal autor del estudio, Levke Caesar, físico del Instituto Postdam. “Lleva el calor del trópico a las altas latitudes”.
Este estudio y otro publicado en la misma edición de Nature por un equipo diferente indican que la circulación termohalina en el Atlántico está en su nivel más débil en 1.500 años. Y la desaceleración se está intensificando.
Desde mediados del siglo XX, la velocidad de la circulación termohalina en el Océano Atlántico ha caído 15%, concluyó el estudio, que usó las temperaturas de aguas subpolares como medida indirecta. Y se ha desplomado en años recientes, dijo.
La Corriente del Golfo, la corriente de aguas cálidas en donde los huracanes ganan potencia, históricamente se aleja de Estados Unidos a la altura de las Carolinas o Virginia.
Ahora, la Corriente del Golfo se acerca más a las costas de Nueva York, y existe una masa bastante más cálida alrededor de Maryland que está relacionada a la desaceleración de la circulación, indicaron Rahmstorf y Caesar.
Las aguas estadounidenses de la costa norte del Atlántico se han calentado más rápido que en otras partes del océano en las últimas décadas, afirmaron los investigadores.
Los científicos culpan del fenómeno al calentamiento global en un par de formas.
Las aguas más cálidas reducen la cantidad de enfriamiento y dificultan que el agua se hunda o dé la vuelta. Las capas de hielo y los glaciares de Groenlandia se están derritiendo y el agua fresca está cayendo en la zona en donde el agua da vuelta, volviéndola menos salina, menos densa y por lo tanto menos propensa a hundirse. También hay más lluvia y nieve en las zonas del norte y más evaporación en el sur, lo que altera el flujo, destacó Rahmstorf.
“Por el momento es un cambio lento, pero lo estamos cambiando”, dijo Caesar. “Uno de los peligros está en que se desconoce lo que sucederá. Es de esperarse que haya cambios”.
AP