Los visitantes observan en silencio la cúpula de la bomba atómica, un lugar considerado património de la humanidad de la UNESCO y símbolo del sufrimiento y agonía de Hiroshima tras la devastación nuclear.
Más de 10 millones de visitantes caminan por las calles de Hiroshima, cifra que se ha triplicado durante las últimos 4 años. Hiroshima, Tokio y Kioto representan la ruta clásica entre los turistas occidentales.
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