Una infidelidad, un robo, fraudes, problemas familiares y hasta secuestros son el pan de cada día de los detectives privados. Los casos no han cambiado mucho desde que existe este oficio, pero sí las formas de realizarlo. El negocio de la investigación privada ha evolucionado a la par de la tecnología, por lo que las persecuciones «hollywoodenses» en autos, los micrófonos ocultos y demás aparatos especializados para rastrear personas han quedado en el pasado. En la actualidad, un número de teléfono es más que suficiente para realizar un seguimiento o una investigación. Con imágenes e información de Landybel Pérez, UNO TV.